Aliste, Tábara y Alba, una comarca ganadera por excelencia, se ha metido de lleno en las labores del esquileo de las ovejas, una labor que históricamente suponía el inicio de los preparativos de los rebaños de la raza autóctona castellana para la trashumancia veraniega en busca de los frondosos y verdes pastos de las sierras sanabresas que sin embargo en las tierras alistanas escaseaban.

El 13 de junio, festividad de San Antonio, era la fecha elegida por los ganaderos, pastores y zagales para el esquileo. Esa fecha era de guardar para los animales domésticos, no trabajaban en las labores del campo, como honra a su patrono. Mientras las vacas eran llevadas a los "labrados", tierras sin sembrar entre las sembradas, par comer las verdes hierbas, en la "parición" los hábiles esquiladores iban quitando el vellón de la lana a las ovejas blancas, negras" y "rebitajadas" utilizando las ancestrales tijeras.

Una vez libres de la lana tenía lugar la mela. Esta consistía en calentar "pez" y con la mela marcar las reses con la letra que identificaba a su propietario, coincidente con el nombre o apellido: por ejemplo Felipe "F" o Garrido "G". Vertiendo sobre ella cernada (ceniza).

Los tiempos están cambiando. Antes en los pueblos cada familia tenía ovejas, pequeños "Atajos" que juntos conformaban el el "rebaño comunal". Hoy en cada pueblo a lo mas hay uno o dos propietarios pero los rebaños pueden ir de las 500 hasta las 2.000 ovejas. Por ello se recurre a esquiladores profesionales que en una o dos jornadas dejan listo el rebaño. Primero fueron cuadrillas llegadas desde los antiguos países del este como Rumanía. Actualmente se le han unido los esquiladores de América Latina. Una cuadrilla de ecuatorianos desarrollan su labor en estos días por tierras tabaresas. Su pericia y arte es tal que pueden llegar a esquilar una oveja un instante.

El oficio de esquilador bordeo la extinción, pero la crisis ha hecho renacer de su cenizas y se calcula que actualmente entre 700 y 800 se dedican a ello en toda España. A ello ha contribuido la formación de cuadrillas de países como Polonia, Rumania, Bulgaria, Ecuador o Uruguay. Ello ha contribuido a bajar los precios que esquiladores españoles consideran "justo" a 1.30 euros por oveja, de media, pero que algunos extranjeros están bajando hasta los 90 céntimos. Un oficio que califican de "muy duro pero gratificante".