Una excursión de cuarenta personas de una residencia de la tercera edad de Fermoselle tuvieron la oportunidad de conocer la casa en la que residió su vecino más ilustre, el industrial José Regojo. Los mayores disfrutaron de una merienda en el pazo de Santa Teresa amenizada por un concierto de la Orquesta de Saxos. Además se interesaron por la historia de la villa y por la empresa de confección fundada por su paisano, que dio trabajo a cientos de personas en la comarca.

Un grupo de zamoranos procedentes de Fermoselle acudió a Redondela para conocer la villa en la que residió y desarrolló su actividad empresarial uno de sus vecinos más ilustres, el industrial José Regojo. Los excursión, organizada por la Fundación Conchita Regojo con la colaboración de Cáritas, recorrió durante toda la semana las Rías Baixas para disfrutar del paisaje, la gastronomía y el patrimonio cultural que ofrece esta zona.

Algunos de los participantes, pese a su edad avanzada, era la primera vez que salían de su pueblo, y la mayoría nunca habían visitado Galicia. "Este viaje es muy positivo para estas personas porque les permite cambiar su rutina durante unos días y también es una oportunidad para que conozcan cosas nuevas, porque alguno ni siquiera había visto el mar en su vida", explica la presidenta de la fundación, Alejandra Regojo.

Los vecinos de Fermoselle se interesaron por la localidad en la que José Regojo se instaló en los años 30 del siglo pasado para abrir un taller de zapatería y confección textil. En 1937 empezarían a fabricar camisas guerreras, dando inicio así a una actividad que le daría fama en toda España y más allá de sus fronteras. Esta fábrica llegaría a situarse como el eje de la economía de la zona, llegando a ser en su máximo esplendor la tercera empresa textil de España, por detrás de El Corte Inglés y Cortefiel, hasta su caída a principios de los años 80.

Además del éxito empresarial de su célebre vecino, los excursionistas también tuvieron de conocer durante sus cinco días de estancia en Galicia las localidades de Santiago de Compostela, Pontevedra, Combarro, O Grove, la isla de A Toxa, Cambados, Sanxenxo y la villa portuguesa de Valença do Minho. "Para mi está siendo una experiencia muy bonita, todo es nuevo. Ni siquiera conocía el mar, que me impresionó", comenta Jesús Cortés, de 64 años.

Otra de las visitantes, Aurora Robles Fermoselle, de 89 años, tampoco había estado nunca antes en Galicia. "Todo es precioso y la gente muy amable y acogedora".

También tuvieron la oportunidad de dar un paseo en barco por la ría de Arousa para conocer la producción del mejillón en las bateas tras una visita turística a la villa pesquera de O Grove, y otro día se desplazaron a Santiago donde se ganaron el jubileo en la catedral tras asistir a la misa del Peregrino y atravesar la Puerta Santa.