El pequeño museo dedicado a la beata Erundina Colino Vega (Lagarejos, 1883- Valencia, 1936) es atendido por los vecinos de Lagarejos. Fotos y objetos personales de la religiosa se exponen en una pequeña estancia anexa a la nave central en la iglesia parroquial. Los guardianes del legado están pendientes de las humedades y condensaciones que esta primavera han aflorado en las paredes de la estancia. No hay equipos de mantenimiento, ni brigadas de conservadores, ni directores museísticos, solo hay voluntarios que se preocupan de este pequeño legado de valor sentimental y vinculado al patrimonio histórico.

Decenas de pequeños museos como el de la beata sanabresa salpican la geografía comarcal sin grandes obras de arte, sin presupuestos, sin publicidad, pero con mucho interés de sus guardianes, vecinos del pueblo. La variedad es amplia desde los museos oficiales del Castillo de Puebla de Sanabria y el Museo de Gigantes y Cabezudos, pasando por el museo de la madera de Vega del Castillo, el museo etnográfico de Codesal, el museo de los Falifos y el etnográfico de Rionegro del Puente. Colecciones familiares que recopilan los objetos cotidianos como la de San Ciprián de Hermisende.

El museo de Lagarejos recibe pocas visitas a lo largo del año, es en verano cuando aumenta el número de visitantes, en su mayoría veraneantes de la zona y familiares de la religiosa, que dejan en el libro de visitas testimonio de su presencia. Notas de recuerdo como la de los miembros del Coro de la Academia Filarmónica romana o del exobispo de Astorga, Camilo Lorenzo Iglesias. Los familiares repiten anualmente su visita, como queda reflejado en las hojas del libro.

La Beata Erundina Colino Vega de Nuestra Señora del Carmen nació en Lagarejos el 23 de julio de 1883. Esta hermana junto con otras 11 religiosas, de la Comunidad de la Casa de la Misericordia, fueron detenidas en la Cárcel de Mujeres y embarcadas en un camión engañadas para llevarlas a una guardería de niños evacuados. Martirizadas y ejecutadas en el Picadero de Paterna, en Valencia, el 24 de noviembre de 1936, fue beatificada el 11 de marzo de 2001 junto con otros 232 mártires.

Una reproducción del acta parroquial de nacimiento figura en la pequeña colección, además de algún retrato de juventud y un óleo con los hábitos de la orden de las Carmelitas. Un reclinatorio con un cojín y un paño bordados por sus manos son el legado valioso de este pequeño museo. Unas fotos dan testimonio de su enterramiento, junto con sus compañeras mártires, en el convento Carmelita de Vinalesa, en Valencia.

Museos como el etnográfico de San Ciprián de Hermisende, de carácter familiar, están vinculados al legado de una persona, en este caso del desaparecido Horacio Rodríguez, que dejó una importante colección de utensilios que marcaron la vida cotidiana de las gentes de la comarca. Su colección de máquinas de coser destaca por la variedad de modelos. El museo etnográfico de Codesal está vinculado a la Asociación Cultural Las Raíces y al folclorista Argimiro Crespo, una de las personas más relevantes en la conservación y difusión del patrimonio cultural de esta tierra. Las tradiciones, los oficios perdidos pasan a engrosar estos pequeños museos.

El empeño personal de Luis Carbayo levantó el Museo de la Madera, que sirvió para recopilar centenares de objetos trabajados a mano y usados en los trabajos del campo, sumado a los objetos cotidianos.

Un trozo de encina renegrida es uno de los objetos más singulares del museo de Los Falifos de Rionegro del Puente. Tiene su explicación. Son los restos de la encina en la que se apareció la Patrona de la Carballeda y que se quemó hasta en tres ocasiones antes de perecer. Todos los vecinos del pueblo se llevaron un trozo de este árbol a su casa. Los miembros de la Cofradía atienden este pequeño museo situado en una de las sacristías antiguas del Santuario.