El Día del Cristico en Morales del Vino tiene una cita gastronómica fija, el arroz, bien sea a la zamorana o en paella. En esta edición tocaba la paella que elaboraba una empresa zamorana para 800 raciones que se repartían a partir de las dos y media de la tarde en el interior del pabellón polideportivo donde se encontraban instaladas decenas de mesas corridas con bebida y pan. Noventa kilos de arroz, 80 de marisco y los mismos de pollo conformaban el menú cocinado por cuatro chefs que sobre paellas de un diámetro de 1,60 y de 1,90 metros iban elaborando desde bien temprano. A un precio de tres euros, los comensales llegaba a hacer cola en el exterior del espacio deportivo, mientras charlaban con amigos y familiares y comentaban las incidencias de las fiestas, principalmente lo que ha respetado la climatología el disfrute de los ciudadanos.

Con los establecimientos cerrados, ya que el Cristico es fiesta local, la jornada comenzaba con el encierro infantil y animadores para los más pequeños, que disfrutaron de lo lindo aprovechando la infraestructura de talanqueras instalada para el encierro del pasado domingo. Los concursos de mascotas y postres eran algunas de las actividades que se celebraban ya entrada la tarde y que constituían unas de las principales novedades del programa del Cristo de Morales 2016.

Un karaoke de peñas previsto para las diez de la noche clausuró el Cristico. Hoy, Día de los Forasteros, está previsto el tradicional campeonato local de bolos y rana a las cinco de la tarde. Otra degustación popular, de carne con patatas, será ofrecida a las ocho y media, con coste cero para los comensales que acudan con el ticket que ha dispensado el Ayuntamiento hasta ayer mismo y con el pago de dos euros por los que carezcan de la boleta. El desfile de peñas, amenizado por una charanga, servirá para hacer entrega de los pendones y clausurar el fin de fiesta que llega con los fuegos artificiales y la discoteca móvil La Zona, en la plaza mayor.

De cara al día 14 tendrá lugar una master class ciclo indoor y una carrera de autos locos en la cuesta del Camino de Pontejos organizada por talleres Nard.