El Papa Incendio XI (cuyo pontificado de 1676 a 1689) concedió las gracias espirituales a los cofrades y devotos de la Virgen de la Soledad que reafirmaría posteriormente el pontífice Pío VII, el 24 de abril de 1804, ya que las primeras "habían sido rotas" y estaban "ilegibles por causas de diferentes infortunios", según los manuscritos, achacables a las guerras (independencia contra los franceses) y a las continuas escaramuzas con el vecino Portugal que llegaron hasta la Villa de Carbajales.