Cientos de encinas y alcornoques del Parque Natural de Arribes del Duero, algunos de majestuoso porte, llevan en su cuerpo el rastro de la muerte. Les mata la enfermedad conocida como "la seca". Es un fenómeno que preocupa a los habitantes de Fornillos y Pinilla de Fermoselle porque ven como se está llevando por delante a un número importante de alcornoques y encinas, algunas en la plenitud de su madurez y con extraordinarias dimensiones.

Precisamente la finca elegida por la Diputación provincial de Zamora y Help Me para plantar 217 encinas está, en parte, inserta "en la franja de un kilómetro y trescientos metros de ancho" impactada por esta lacra, que resulta visible en la visión de los ejemplares resecos en medio de una naturaleza viva.

El caso es conocido por los agentes medioambientales y responsables del Servicio de Medio Ambiente de la Junta, pero en Fornillos consideran que "no parece haber remedio" y el mal avanza sin detenerse pero no de una forma veloz.

Tanto fuentes de Pinilla como de Fornillos de Fermoselle ponen de manifiesto que "este daño comenzó en la zona de la carretera" que comunica ambas localidades ribereñas del Parque Natural del Duero y su presencia se evidencia "cuando el ejemplar atacado comienza a no registrar signos de vida".

En Fornillos de Fermoselle "hay dos parcelas de encinas plenamente desmanteladas" por una enfermedad que, una vez que se apodera de un árbol, termina por morir. Subrayan que "en un principio pensábamos que los años lluviosos afectaba menos a la arboledas pero hemos comprobado que no tiene nada que ver que el año venga seco o venga húmedo. La seca marcha lentamente, pero avanza, y donde llega no deja nada, si acaso algún ejemplar". Incluso señalan que "en los bosques nuevos y podados afecta más".

Sobre las causas que producen la muerte de unas especies capaces de alcanzar siglos de vida e incluso hacerse milenarias no tienen certeza alguna y estiman que puede obedecer a diferentes motivos o a una combinación de circunstancias porque la seca se da en escenarios que cuentan con agua y en puntos más resecos. Estas incógnitas dificultan los diagnósticos y la manera de tratar de afrontar soluciones.

"Dicen que es un patógeno". Éste es conocido como fitóftora (Phytophthora cinnamomi) y, parece ser, impide la absorción de agua y de sales minerales del suelo dejando al árbol en la ansiedad y su declive.

"Los Brusquiles", que es uno de los pagos elegidos por la Diputación provincial y Help Me para plantar más de doscientas encinas, tiene a la vista ejemplares aniquilados por la seca. Es un lugar con un manantial en la finca y donde el agua humedece una parte del terreno. Pero también sufren la enfermedad encinas asentadas sobre terreno seco de la misma parcela.

En Fornillos de Fermoselle, con importantes plantaciones de alcornoques y donde el corcho es uno de los aprovechamientos forestales apreciados y de cierta rentabilidad, señalan que "es una pena que esté presente esta enfermedad porque el alcornocal es una joya y sería un peruuicio que llegara esta desgracia".

Los vecinos de Fornillos ya conocen los estragos provocados por un perforador conocido como "la culebrilla", que ataca a las planchas del corcho y deja este recurso en algo inservible. Esta plaga sufre las consecuencias de un escarabajo adulto que pone sus huevos en las grietas del fuste del árbol y en los cañones principales, luego las larvas se van nutriendo del propio árbol dejando unas visibles galerías que pueden llegar a varios metros.