La comarca se despertó ayer con una nueva y preocupante oleada de asaltos con fuerza en las cosas y robos en seis de sus iglesias: cinco del arciprestazgo alistano y una en el tabarés. Este mismo año, febrero, ya fueron robadas las de Rabanales, San Juan, Villarino Manzanas, Moldones, Grisuela, Rábano, Tola, Riomanzanas y Fradellos.

Una pareja de la Guardia Civil de la Casa Cuartel de Fonfría fue la que descubrió en esta ocasión los robos mientras realizaba, de madrugada, una ronda nocturna de vigilancia por los pueblos de la ribera del río Aliste. Tras pasar por San Justo y Pastor de Domez, sin anomalías, la sorpresa llegó en Gallegos del Río cuando los efectivos de la Benemérita descubrieron las puertas de "San Pedro" entreabiertas a tan extrañas horas. Fue así como se percataron del primer robo.

Los vecinos estaban desconcertados e inmersos en una gran pena. Esta iglesia fue donde tuvo lugar el robo de más valor: los ladrones se llevaron la corona de oro de la Virgen del Rosario una de las imágenes más veneradas.

A partir de ahí se fueron conociendo nuevos robos. El segundo en la iglesia de Santa Eulalia de Mérida de Vale, en pleno centro urbano, donde, tras reventar la puerta, se adueñaron de la medalla y pendientes de oro de la Virgen María. Ambas parroquias pertenecen a la Diócesis de Zamora, lo mismo que la de San Bartolomé, en Puercas, Santa Marina de Lober y San Pedro Apóstol de Arcillera que también fueron robadas. La sexta iglesia asaltada fue la de San Martín de Tábara, esta perteneciente a la Diócesis de Astorga. La actuación fue similar en las seis iglesias con grandes destrozos en las puertas, forzadas y rotas, -lo que obligó a recurrir con urgencia a los cerrajeros-, los actos vandálicos en las sacristías donde revocaron las cajoneras y armarios con las ropa y túnicas de los sacerdotes e imágenes todo por los suelos.

Una de las hipótesis barajadas se centra en que se trata de una banda organizada, integrada por varios miembros que se repartirían el trabajo, unos se quedarían a vigilar las carreteras de entrada a los pueblos, para prevenir y avisar de la llegada de cualquier vecino o Guardia Civil, mientras otros tranquilamente se encargan de desvalijar los templos.

Hasta ahora los robos afectaban a los lampadarios y cepillos, donde ya no se deja el dinero, -aunque alguno se han llevado-, no habían tocado a las imágenes o cálices, por su dificultad de vender-, pero saltan las alarmas al sustraer ayer la corona de oro de Gallegos y una medalla y pendientes de oro en Valer.

Fernando Lorenzo Martín mostraba su pesar por el asalto en las iglesias, tres de ellas donde reside en la Unidad de Acción Pastoral de Valer (Gallegos y Puercas): "Nos ha vuelto a tocar. Es una pena. Ya no sabemos que hacer. Causan grandes destrozos, revuelcan todo y esta vez se han llevado una corona de oro de mucho valor, económico y religioso. Debemos guardar la calma y dejar que la Guardia Civil realice su trabajo" agradeciéndoles "Su tarea y su preocupación por estos hechos. Cualquier pequeña pista o cualquier novedad debemos comunicársela. Se llevan nuestros bienes y nos harán daño pero nunca se llevarán nuestra paciencia y nuestro buen hacer".

Los vecinos exigían ayer a los alcaldes que pidan más efectivos de la Guardia Civil para Aliste.