"Quien pierde la cultura, pierde el alma". Recordando la frase de Azaña el catedrático de Historia, Miguel Ángel Mateos reivindicaba la memoria y la obra de dos importantes personajes descendientes de Moraleja del Vino, el escultor Eduardo Barrón, nacido en la localidad y el político Federico Requejo Avedillo, cuyo abuelo materno, Dionisio Avedillo era de este pueblo. "Un cacique liberal que impulsó el Puente de Requejo, conocido como Puente Pino y la construcción del instituto Claudio Moyano siendo subsecretario del Conde de Romanones cuanto estaba al frente del Ministerio de Instrucción Púbica y Bellas Artes".

"En tres días consiguió que le cedieran el terreno y comenzó la construcción de un gran edificio, que costo 3.000.000 de pesetas, con fachada universitaria, como corresponde al templo de la sabiduría y el paraninfo de la ciencia", ubicado en una avenida que hoy día mantiene el nombre del prócer gracias al impulso del alcalde Andrés Luis Calvo a instancias del propio Mateos, ya que tras la guerra pasó a llamarse avenida de Italia.

La didáctica y amena charla se desarrollaba ante escaso público en el salón municipal de Moraleja del Vino dentro de las actividades organizadas por el ayuntamiento con motivo del Día del Libro. La casa de la familia Avedillo era una gran mansión de la Rúa de los Francos que curiosamente hoy ocupa un edificio que alberga a los Testigos de Jehová.

Otra de las figuras clave en la historia no solo de Moraleja es la del escultor Eduardo Barrón. Y fue precisamente recordando la insigne preparación y obra de este autor cuando Mateos aprovechó para reivindicar la existencia de la diputaciones en un momento en que tales instituciones están en entredicho y se aboga por su desaparición. "Gracias a la Diputación este artista, como otros, estuvo becado en Madrid y en Roma, donde se formó y donde desarrolló su gran talento natural".

La escultura de Viriato "con parecido a un chico de Trastévere" es no solo una figura sino un monumento completo, con la piedra donde se asienta, el carnero e incluso la valla que le rodea. Un monumento pensado para el centro de la plaza, "que era un lugar perfecto, en el que se respetaba el equilibrio con el espacio circundante" y es en 1971 cuando se retira del centro a la esquina en la que está actualmente. "Cuando vino uno de sus descendientes al ver dónde la habían colocado le dio un soponcio y tuvimos que buscar ayuda en el Parador".

Otra de las obras que reivindicó el profesor para Zamora, es el "Adán después de pecar", cuyo original de escayola está en el Ateneo de Madrid, mientras que aquí en Caja España está en bronce, por impulso de Antonio Redoli. "Ese patrimonio debería revertir a Zamora su ubicación ideal es en el inicio de la calle Viriato".

Sin la Diputación "no hubiera sido Barrón. Fue esta institución la que se dio cuenta del talento y sufragó su formación, como la de otros artistas de Zamora". Un autor que "siendo naturalista tenía una formación impresionante y unos conocimientos de arqueología antigua que quedaron patentes en la obra por la que consiguió la medalla de oro nacional, Nerón y Séneca".

Mateos, que terminó su intervención con aplausos quiso agradecer a la corporación municipal y en su nombre a la alcaldesa, Eva Calvo, la deferencia de haber contado con el para este tipo de actos de recuerdo de personajes que deberían estar más presentes en la memoria colectiva.