Han pasado dos años desde que el Ayuntamiento de Almaraz pusiera en marcha un proyecto absolutamente innovador y comprometido, tanto social como económicamente con el pueblo. Montar una ganadería de vacas para recuperar los pastos perdidos durante años y, si llega el caso, generar riqueza para Almaraz no es cuestión baladí.

En ese empeño anda el equipo de gobierno de este pueblo bendecido por los encantos naturales del Duero y con una generosa vegetación que agradecen las aproximadamente 170 vacas que a estas alturas conforman la ganadería municipal. Las última remesa, nueve animales de raza Fleckvieh importados de Austria hace apenas hace una semana. También denominada Simmental, por su origen en el Valle del Simmen en Suiza, está reconocida por el Ministerio como Raza Integrada en España.

"Es una buena vaca, más robusta pero parece ser que se adapta muy bien; queríamos tener más ganado y probar con animales de más tamaño. Es más vaca que las otras y tiene condiciones" explica el alcalde de Almaraz, José Martín, valedor de este proyecto y ya con cierta experiencia después de dos años lidiando con una de las contadas ganaderías de titularidad municipal que existen en España.

Las nueve vacas permanecen un tiempo apartadas del resto de la vacada "hasta que se vayan adaptando" precisa Manuel Refoyo, uno de los concejales del equipo de gobierno de Almaraz y buen conocedor del mundo ganadero, al que se ha dedicado toda su vida. "Ahora da gusto venir por aquí" manifiesta mientras observa la acelerada llegada las reses en cuando oyen su llamada.

En el paraje del arroyo de la Joyalada pasta el grueso de la ganadería, dominada por las vacas de raza Cachena, más pequeñas que las suizas e inconfundibles con su llamativa cornamenta. "Han salido muy buenas" ratifica el concejal. Entre madres, novillas y terneros la explotación alcanza las 170 cabezas y este año hay "unas 120 vacas para parir".

Aunque todavía está en un proceso de consolidación, la ganadería municipal de Almaraz va tomando forma. ¿Balance?. "Vamos aumentando el ganado e intentando limpiar las praderas del pueblo, ya van dando un repaso pero hay muchas que todavía no hemos recuperado; queda mucho por hacer porque hay praderas que estaban perdidas de mala manera y nos vamos a ver mal para restituirlas" explica el alcalde.

Ése era uno de los objetivos de este proyecto, que las vacas que durante años se han alimentado con los pastos naturales del pueblo manteniendo a su vez este recurso natural volvieran a las praderas de Almaraz. Y ha tenido que ser de la mano del Ayuntamiento porque las explotaciones han ido desapareciendo sin relevo. En el pueblo quedan una de vacuno pero en una finca, y otras de ovino.

El camino no ha sido fácil. Hubo que empezar de cero y empiezan a verse resultados aunque "todavía queda tiempo para que esto funcione por inercia". La aventura que se hizo realidad el 17 de marzo de 2014 cuando pisaron el arroyo de la Joyalada las primeras 35 vacas de raza Cachena procedentes de Galicia. A lo largo de este tiempo el Ayuntamiento ha ido incorporando más animales, fundamentalmente de esa raza gallega aunque también se introdujeron quince terneras de la inglesa Hereford y ahora las austriacas.

El Ayuntamiento lleva invertidos unos 60.000 euros en la compra de animales, a los que hay que añadir las inversiones complementarias como el pastor eléctrico, el mueco, instalaciones para apartar a los animales, alimento sobre todo en los meses de invierno, saneamientos, vacunas...

Con personal del Ayuntamiento, y la mano que también echan el alcalde y los concejales, se trasladan los animales de un pago a otro cuando es preciso, en invierno hay que echarles de comer todos los días, controlar que las reses estén bien, los partos. Porque "prácticamente han parido todas las que llegaron" y aunque son vacas de fácil manejo y bastante dureza "hay que estar pendientes" precisa José Martín quien, pese a los no pocos quebraderos de cabeza valora que la iniciativa "ha merecido la pena".

Los vecinos de Almaraz ya lo han podido valorar, aunque solo sea probando la sabrosa carne de las vacas alimentadas con los pastos naturales. Algunas de las canales sacrificadas han terminado en las cocinas de Almaraz y el resultado no ha podido ser mejor. "Buenísima" responde el concejal Manuel Refoyo cuando se le pregunta por la carne de la ganadería municipal.

Otra parte de las terneras se han vendido en Zamora, aunque de momento a pequeña escala; "el año que viene tendremos unas 120 madres y venderemos el 80 ó 90 por ciento de las terneras, entonces ya habrá ingresos" valora el alcalde. "Tampoco hemos montado esto para hacer negocio" precisa. Aunque en un futuro sí se aspira a que la explotación municipal se convierta en uno de los recursos de Almaraz.

"El presupuesto del pueblo se dispara fundamentalmente por la Residencia, igual algún día la ganadería alcanza ese nivel de actividad" reflexiona el alcalde, uno de los más veteranos de la provincia con más de tres décadas a sus espaldas revalidando cada cuatro años una mayoría absolutísima, siempre con el PSOE hasta las últimas elecciones que lo hizo en nombre de Ahora Decide.

José Martín no es de los alcaldes conformistas. El proyecto de la ganadería, como otras iniciativas, demuestra esa inquietud. "La experiencia merece la pena por el hecho de que haya actividad en el pueblo; desde luego que el Ayuntamiento no se va a hacer rico con la explotación, pero ya conseguimos algo muy positivo, que es mantener los pastos".

Lo que resulta llamativo es que experiencia tan singular no haya llamado la atención de otros ayuntamientos; "cada uno piensa de una manera, es verdad que aquí también hemos podido hacer esto porque nadie en el pueblo tiene vacas en estas praderas, sino hubiera sido difícilmente compatible". Y no todo el mundo está dispuesto a "enredarse" en una iniciativa de esta envergadura, que tiene vocación de continuidad.

"Queda camino por recorrer" admite el alcalde mientras observa con sus compañeros la hermosa vacada que ya se ha conformado. Unas sesenta terneras, ya nacidas en Almaraz, representan el futuro de este proyecto por el que el Ayuntamiento apuesta con firmeza. No hay más que ver la cara de satisfacción del concejal más veterano, Manuel Refoyo, entre el ganado. "Estas tienen más sentido que las personas" espeta mirando a las vacas.