El lobo y el hombre siguen su particular singladura sobre la faz de la tierra y, en Sayago, con diferencias encontradas por parte de la propia sociedad, pero sin la conciencia de exterminio del predador que imperó durante siglos. Hoy día, mientras el sector ganadero sayagués y salmantino reclaman la inexistencia del cánido en el territorio, por incompatibilidad con la ganadería en extensivo, la Administración regional defiende su asentamiento y aspira a gestionarlo y controlar su población mediante la caza, en tanto que los colectivos conservacionistas y grupos políticos como Podemos exigen su protección, en consonancia con la Directiva Europea y, en absoluto, integrado al plantel de las especies cinegéticas. El lobo, por su parte, allí donde no domeñan su impronta salvaje y lo humanizan, sigue fiel a su naturaleza e instinto de superviviencia, y dando dentelladas de impresión.

Un alto número de ganaderos de la comarca de Sayago y del territorio salmantino han plasmado su firma al documento elaborado por la Asociación del Bajo Duero que pide que la zona sea declarada "como libre de lobos y el cese de los intentos de perpetuarlo en el sur del Duero". Incluso vecinos sin ganadería alguna y residentes o con raíces en los pueblos, y comprometidos con la conservación, han dado su apoyo "porque ven el problema de cerca y conocen que no queremos el exterminio del cánido sino una buena gestión, que esté donde no sea incompatible con la ganadería. Eso garantiza que no se extinga", explica José Luis Martín.

Hace mención a pueblos de gran número de ovejas que, a consecuencia de los ataques del lobo, han perdido la ganadería. "Hay mucha gente que no entiende el manejo de la ganadería en extensivo" dice. En el documento se pone de manifiesto que, en este sistema, "el ganado pasta y vive constantemente en parcelas o fincas, debidamente valladas, para asegurar su permanencia en las mismas". Precisan que "este sistema de producción, en extensivo, es el que ha permitido mantener el único tejido económico de estas zonas por ser la única forma posible de manejo, al reducir los costes de mano de obra y poder hacer algo rentable las explotaciones".

El objetivo principal de la campaña de recogida de firmas es la declaración de estas zonas como libres de lobos y que cese todo intento de perpetuarlo al sur del Duero.

Consciente la Asociación de que "estas peticiones requieren unos trámites y un tiempo, siempre que los responsables políticos estén interesados en poner remedio", exige "la inmediata autorización de los permisos para la actuación de las patrullas de control, la mejora de medidas de control y la participación de Abaduero en las mesas de negociación y gestión del lobo". También exige "la participación de los ganaderos de la zona, en colaboración con las patrullas de control, cuando sean requeridas por la presencia del animal". Pide el colectivo "que se autoricen batidas cuando los ataques sean más constantes".

En cuanto a indemnizaciones, Abaduero exige "el pago total de los daños causados, incluyendo el lucro cesante, tratamientos veterinarios y demás. Y, por supuesto, con cargo a la Administración, que es quien tiene la responsabilidad de los lobos". Otra petición de Abaduero es que "se adecue la normativa europea del Plan de Gestión del Lobo" porque, según apunta, "fue elaborada con un censo muchísimo menor que el actual".

Asimismo, expresa "un rechazo total a las medidas de control propuestas por la Administración de vallados, perros, pastoreo por entender que son ineficaces e inviables con la ganadería extensiva". Esta cuestión tira por la borda toda una doctrina de gestión defendida y promovida por administración y conservacionistas, basada en la dotación de mastines, construcción de cercas y formas de atender el ganado más a pie de cañón, que está presente en todos los foros, que cuenta con partidas de subvenciones y con específicos libretos, manuales y folletos publicados al respecto.

El ganadero y representante de Abaduero, José Luis Martín, también desestima el alto porcentaje de ataques atribuidos a perros asilvestrados, a los que se agarra la Administración y ciertos conservacionistas. "Es una manera de quitarse el muerto de encima. No lo pagan los daños por la vía patrimonial y en el contador de ataques pueden decir que hay menos ataques. Existe la orden de tener los perros identificados y la gente tiene mucho cuidado porque, además, se imponen sanciones" subraya.

Rocío Sastre, de Torrefrades, resalta la buena marcha de la recogida de firmas, respaldada igualmente por diversos alcaldes, y que proseguirá durante unos días. Abaduero ha solicitado una reunión con el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.