La presencia del lobo en la comarca de Sayago mantiene en vilo a los ganaderos, que desde hace unos meses vienen sufriendo sucesivos ataques del depredador. Tal es la razón de que hayan empezado a tomar medidas para ahuyentar al lobo, algunas ya descartadas hace años como los cañones de carburo que producen intermitentes detonaciones sonoras, pero que vuelven a surgir como una necesidad ante el temor a que el cánido ataque a sus ovejas.

Así se explica que en algunas majadas se hayan instalado estos dispositivos, de carburo o propano, que descargan tiros cada cierto tiempo espantando al animal en el caso de que esté merodeando. Son ahuyentadores sonoros que se utilizan también para otras especies silvestres pero empiezan a proliferar entre las ganaderías sayaguesas.

"Estamos temblando" confiesa Ángel Herrero, ganadero de Torrefrades que hace poco sufrió el ataque del lobo a un rebaño de ovejas de raza castellana. Por eso su hermano y él no han dudado en buscarse la vida para intentar no pasar por un trago similar. En su caso han instalado luces en cada una de las cuatro esquinas de la majada con el fin de que los destellos intermitentes disuadan al depredador.

Otra medida que toma fuerza es la crianza de mastines. Aunque hay ganaderos que sí cuentan con perros, otros hasta ahora no se hacían necesarios. "Es que también te traen líos con la gente, hay quien se queja de que le salen en los caminos y es otro problema para nosotros" explica Ángel Herrero. No obstante estos productores sayagueses los están empezando a criar, movidos por la preocupación creciente y la falta de respuesta de las administraciones para que se tomen medidas.

"Por muchas medidas que tomemos lo tenemos muy crudo" lamenta José Luis Zarza, de Escuadro de Sayago. "Los políticos aquí nos apoyan poco. En Salamanca se han unido PP y PSOE en la Diputación para declarar la provincia libre de lobos; aquí se echa de menos una implicación así" afirma quien también es concejal socialista en el Ayuntamiento de Almeida. De hecho en el próximo pleno va a proponer una moción para apoyar el manifiesto de la Asociación Bajo Duero, que agrupa a ganaderos zamoranos y salmantinos para reclamar medidas de control del lobo en respuesta a los ataques que sufren las explotaciones.

Zarza pide apoyo de "toda la sociedad" porque "si desaparecen los ganaderos se van a garete otros muchos colectivos". Como otros compañeros, este ganadero está criando un mastín leonés para reforzar la protección al rebaño, aunque no confía en que los perros sean la panacea. "Nosotros ya tenemos dos mastines, pero por esta zona últimamente no estábamos acostumbrados al lobo y no sé si hacen mucho".

Octavio Martín, ganadero de Muga, sabe lo que es un ataque del cánido a los rebaños y las consecuencias posteriores, las que a primera vista no se ven; estrés, heridas, abortos.... Sufrió hasta cuatro ataques hace más de una década, cuando el gran predador se asentó en la zona. Aquellos episodios se acabaron y, a día de hoy, no se ha vuelto a tener constancia del lobo por esos pagos aunque sí se ha mostrado cerca. "La comarca de Sayago es muy complicada, hay muchísimas ovejas y si se queda el lobo vamos a tener ataques día sí día no" advierte. Tras precisar que "no estoy contra el lobo", Octavio Martín admite que las batidas "son lo más efectivo, pero como no se puede hacer pues esto se pone muy difícil".

Una medida que reclaman los ganaderos de Sayago y Salamanca pero que hoy es imposible dada la prohibición, por sentencia judicial y por ley, de cazar lobos al sur del Duero donde el cánido es una especie protegida, a diferencia de la mitad norte de la provincia donde es considerada especie cinegética.

Con la vuelta del lobo a Sayago, Octavio Martín recuerda el quebranto económico y social que puede suponer la falta de soluciones "en la comarca más ganadera de Castilla y León".