"Esto nos desborda a los curas" confiesa Teo Nieto, párroco de algunas de las iglesias alistanas asaltadas en los últimos días. Todo porque las comarcas de Aliste y Sanabria llevan quince días de continuos sobresaltos por la oleada de robos en iglesias y ermitas que han generado auténtica alarma entre la población. Ayer por primera vez el subdelegado del Gobierno se pronunciaba sobre estos hechos con datos reveladores, como que la banda que actúa en ambas comarcas podría ser la misma, incluso también la que tiempo atrás protagonizó varios robos en ayuntamientos de La Guareña.

Porque si antes fueron los edificios consistoriales el objeto de deseo de los amigos de lo ajeno, en las últimas dos semanas el punto de mira está en las iglesias. "La investigación se está llevando con cautela pero está bien orientada, incluso con la identificación de personas que pudieran estar actuando; lo único que quedaría es pillarles en el momento" explicó ayer a los periodistas el subdelegado del Gobierno, Jerónimo García Bermejo.

Y aunque descartó un aumento de la plantilla para reforzar la vigilancia en los pueblos, aseguró que "se intensifica la vigilancia sobre los pueblos, sobre todo los más pequeños porque son más vulnerables". El subdelegado del Gobierno confirmó también que los robos en las iglesias "tienen una repercusión simplista desde el punto de vista económico, de hecho la denuncia de mayor alcance en lo monetario ha sido de 35 euros".

Sin embargo por poca que sea la cantidad los párrocos coinciden en apuntar que "el mayor problema es la alarma, la sensación de inseguridad que se crea entre la gente y la indignación; ya se acabó aquello de dejar las puertas de las casas abiertas o con la llave. Esa tranquilidad era un valor de los pueblos que también se pierde" se lamenta Teo Nieto. Los sucesivos asaltos han llevado a curas y feligreses a espabilarse y se ha retirado todo el dinero de los cepillos y lampadarios. "Ahora viene el Cristo de San Vitero y hemos dejado limpios los cepillos, al menos que lo sepan por si les da la tentación de entrar" se adelanta el sacerdote.

Similares medidas se han tomado en otras parroquias, como confirma Jorge Flórez, cura de la Alta Sanabria, donde también han sufrido la entrada de los ladrones. Como él mismo describe los episodios comenzaron hace unos diez días en la iglesia y la ermita de Lobeznos, para continuar por la iglesia de Ungilde y la ermita de Pedralba de la Pradería, las iglesias de Calabor y Santa Cruz de Abranes y la ermita de San Martín del Terroso. Tras forzar las entradas, los ladrones revientan lampadarios y cepillos en busca de dinero, para continuar revolviendo cajones aunque, en general, sin sustraer nada de obras de arte o valor.

"Saben que es complicado llevarse piezas artísticas porque ahora lo tenemos todo catalogado y es muy difícil venderlo" explica Luis Santamaría, párroco de varios pueblos de la Tierra del Pan y delegado de medios de comunicación del Obispado de Zamora.

Aún así hay curas que se previenen y han "escondido" la platería y las cruces procesionales, como confirma el sayagués Miguel Bártulo, escarmentado tras sufrir en sus parroquias (aunque fue hace unos meses) el asalto de los amigos de lo ajeno.

Hechos que demuestran la preocupación existente en un medio rural que por si no tuviera suficientes problemas con su propia supervivencia y una población cada vez más diezmada, se ha revelado también sumamente vulnerable. "Es una consecuencia más de la situación en la que se encuentran muchos pueblos, casi vacíos y con una población muy mayor" reflexiona Jorge Flórez a la espera, como todos sus compañeros y los vecinos, de que la Guardia Civil anuncie buenas noticias.