El 20 de febrero de 1964 su vida laboral dio un giro y entró a trabajar en la Oficina de Correos y Telégrafos, de Alcañices, para lo cual tuvo que comprar una "Cirila". Su destino fue recoger la correspondencia en la estación del tren de San Pedro de las Herrerías, entregarla en Alcañices, allí continuar trabajando durante seis horas y por la tarde entregar la correspondencia alistana en San Pedro.

Allí decidió hospedarse en la fonda regentada por Antonio Romero y María Alonso, donde trabajaba una buena y bella rapaza, María, de Figueruela de Arriba, que al quedarse huérfana de padre a los ocho años, su madre, Joaquina Alonso Ferrero, la tuvo que poner a trabajar en la fonda de su hermana. Y de ella se enamoró Tomás.

Durante su etapa de cartero compró varios coches, pues aparte del reparto se hizo taxista y eran muchos los viajeros que transportaba, de ahí que tuviera que comprar una DKW de nueve plazas que llamó "Microbús Castaño". En Correos no se ganaba gran cosa, hasta el punto que, en 1965, Teodoro Lorenzo, de San Vitero, le ofreció trabajo, para ganar 20.000 pesetas al mes, -en Correos sólo ganaba 2.000-, pero "yo era feliz en mi tierra alistana y no quería abandonarla por nada del mundo".

Uno de los días más felices de su vida fue el 27 de noviembre, de 1967, cuando en Zamora capital se casó con su amada María Fernández Alonso, la cual en 1968 se presentó a las oposiciones de Correos quedándose la plaza de su marido.

Tomás se centró entonces en su faceta de taxista desde 1969 hasta 1973 con la DKW y un Seat 1.500. En junio de ese año decidía volver a trabajar para el Estado, esta vez como Celador del ICONA (Instituto para la Conservación de la Naturaleza) en la Reserva Nacional de caza Sierra de la Culebra hasta el 29 de enero de 1993; tras un corto período de tiempo de Guarda en "Las Lagunas" de Villafáfila.