La madera de pino afectada por el incendio de Latedo y ubicada en fincas particulares, la cual ha sido adquirida por las madereras para su comercialización, se está cortando a mano, utilizando las típicas motosierras. Se trata en muchos casos de huertas y prados, la mayoría abandonados, tras el declive de la ganadería y la agricultura, pero que cuentan con las ancestrales cercas de piedra, unas con "fincones" (grandes lajas de pizarra) o las peculiares paredes, las cuales, como no podía ser de otra forma, se quieren preservar.