Las repentinas y grandes crecidas que registran los ríos cuando se incrementan los caudales y quedan pequeños los cauces por la abundancia de precipitaciones no solo traen consigo espectaculares desembalses por los aliviaderos, también sobresalientes arrastres de material orgánico e inorgánico que tienen su más visible reflejo en el embalse de Villalcampo, convertido año tras año en el vertedero fluvial más destacado de la comunidad de Castilla y León. El mosaico de broza parapetada ante las compuertas, y que cubre una extensa superficie del embalse, da fe de la fuerza de las corrientes que circulan por los ríos y de su capacidad de depurar de maleza muerta y enferma las riberas, y de apañar todo cuanto tira el hombre fuera de los puntos de recogida de residuos de toda naturaleza. "Es lo más natural del mundo" en expresión de un agente medioambiental presente en la presa de Villalcampo, a donde acude llevado por la gran suelta de agua, y que destaca "que hay mucho abandono" por parte de la ciudadanía, como demuestra el botellerío reinante, los plásticos, balones, pelotas e incluso electrodomésticos que flotan sobre el manto de agua al albur de movimiento del agua.

Aunque los diques de todos los pantanos ejercen un papel de freno y depósito del material flotante, el embalse de Villalcampo destaca como basurero fluvial por ocupar una situación estratégica y recoger las aportaciones residuales de la gran cuenca del Duero. A sus feudos llega con las poderosas avenidas de agua una ingente cantidad de material arbustivo e incluso grandes árboles enteros, siempre acompañados por una pluralidad de desechos y desperdicios domésticos y humanos. El ingeniero de Iberdrola y jefe de las centrales de Villalcampo, Castro y Ricobayo, Francisco Sánchez indicó recientemente, al respecto, que precisamente con estas grandes avenidas "es cuando más material se acumula ante la presa". Es tal el volumen de material concentrado que constituye una de las visiones más sorprendentes para los visitantes que recorren este enclave del Parque Natural Arribes del Duero y observan semejante cuadro.

Al ser Villalcampo el embalse de entrada al tramo internacional del Duero y contar con buen acceso, Iberdrola retiene en este cuenco el aporte residual para evitar su paso hacia el cañón del Duero y el espacio protegido, hoy día integrante de la Reserva de la Biosfera. La compañía eléctrica procede a retirar la acumulación una vez que cesan las torrenciales avenidas y, por consiguiente, la llegada de los importantes arrastres. Recurre para ello a vehículos dotados de plumas para extraer el material y a trasladarlo a una campa próxima donde procede a la separación de los residuos conforme a su naturaleza orgánica e inorgánica, para su posterior conducción a una planta de tratamiento o reciclado. Por sus especiales características, Villalcampo es uno de los escenarios que entusiasman a los investigadores y es objeto de permanente estudio por parte de Iberdrola. Es de resaltar el impacto que tiene la materia aportada (no toda visible), su descomposición y su efecto para las comunidades acuáticas que habitan en este embalse, así como para la vida microscópica que reina en sus aguas o las especies no acuáticas que tienen este enclave como feudo de pesca y alimento, como es el caso del cormorán, con una gran colonia en la zona.