Arcenillas vivió ayer su día grande con la fiesta local en torno a san Antón, una jornada de intenso frío y afluencia de público que abría el párroco de la localidad, Joaquín Redondo oficiando la misa a partir de las doce del mediodía en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción a la que seguía la procesión alrededor del templo.

Y si bien en esta edición no había quintos para cargar con el paso, como manda la tradición, sí que hubo voluntarios que portaran las andas de la mesa sobre la que se asienta la pequeña figura del santo protector de los animales adornado con la típica rosca de anises.

Era el coro local el que se encargaba de los cantos religiosos que acompañaron el desfile hasta la entrada del templo donde se llevó a cabo la bendición de animales. Un lechoncito, conejos, pájaros y sobre todo perros, galgos y de otras razas, que se acercaban con sus dueños a recibir el agua bendita que despedía el hisopo que manejaba el sacerdote.

Desde primeras horas de la tarde un grupo de cocineros se afanaba en el salón municipal en preparar el condumio santo y seña de esta celebración para 180 personas, la sanantonada, que a base de alubias, chorizo, tocino, oreja, pie y otros ingredientes del cerdo ayudaron a dar buen sabor a un plato energético que en una jornada como la de ayer, con intenso frío, los comensales agradecieron.

La comida seguía al baile vermú que estuvo amenizado por el grupo Obsession. Durante los días previos del fin de semana los vecinos de Arcenillas han participado de otros eventos, como el baile, la chocolatada y los juegos infantiles.