Se puede decir a efectos eclesiásticos que el pequeño Álvaro ya es oficialmente hijo de Dios. La batalla emprendida por su padrino, Juan Antonio Rodríguez, para que su único sobrino fuera bautizado en parroquia de Villalpando ha terminado con final feliz para la familia.

El pequeño, con dos meses y media de vida, fue bautizado ayer en la iglesia de San Nicolás de Bari para orgullo de los suyos y muy especialmente de su padrino, quien no ha cejado en su empeño hasta conseguir cristianarlo en Villalpando. "Mi sobrino ha hecho historia" comenta orgulloso Juan Antonio Rodríguez. Porque el pequeño Álvaro es el primer niño, hijo de padres no casados que recibe el bautismo en la capital terracampina.

Y ha sido el sacerdote Miguel Morán, párroco de Quintanilla del Olmo y Prado, el encargado de administrar el sacramento al pequeño por expreso deseo de la familia. No querían que lo hiciera el cura de Villalpando, Tomás Osorio, después de su negativa a bautizar al niño si ese momento no iba acompañado también del matrimonio de la pareja "para que vivan regularmente dentro de la Iglesia" explicó en su momento el sacerdote.

"Espero que esto sirva para otras parejas y que no tengan los problemas que hemos tenido que superar nosotros" incide Juan Antonio Rodríguez, cuyo padre y abuelo del niño, Sigfredo, no dudó en presentar la dimisión como presidente de la Cofradía del Santo Entierro de la villa en respuesta a la negativa del párroco, Tomás Osorio, a bautizar al pequeño por la condición de no casados de los padres.

Intervención del vicario

El propio Juan Antonio Rodríguez anunció que dejaría de ejercer como muñidor de la Cofradía de la Santa Vera Cruz y Jesús Nazareno de Villalpando, además de dimitir como vocal de la Junta Pro Semana Santa. Tal fue el revuelo que se armó que el Obispado intentó aplacar el malestar a través de la intervención del vicario.

Finalmente las aguas volvieron a su cauce, el cura de Villalpando ha abierto las puertas de la iglesia de San Nicolás de Bari y el sacerdote Miguel Morán no puso ningún obstáculo para bautizar a Álvaro.

Ayer fue el día elegido, cuando los padres y el pequeño buscaron el momento para viajar desde Ibiza, donde viven, y celebrar el sacramento. Fue una celebración por todo lo alto, con fiesta flamenca incluida, y el sentimiento de que esta familia ha ganado la batalla. "Hasta ahora la gente se callaba" expresa un más que satisfecho padrino, orgullosísimo de bautizar "en mi pueblo y en mi parroquia a mi único sobrino".