"¡Al ladrón, al ladrón!". Así alertaba uno de los empleados de una sucursal bancaria en Morales del Vino del atraco que había realizado "una persona de aproximadamente 50 años" que se presentó en la oficina antes de las nueve de la mañana, y encañonando con una pistola a dos trabajadores y a un cliente que llegó después a operar con la caja, obligó a la entrega de un botín que según confirmaban responsables de la entidad bancaria se estimaba en más de 4.000 euros.

Con unas extravagantes gafas de sol, "nunca había visto unas gafas iguales" explicaba una de las empleadas, un gorro en la cabeza y una parca coreana, el individuo obligó a la trabajadora y al cliente a pasar a un cuarto diferente a la estancia central, mientras que otro trabajador le entregaba el dinero, el que había en caja del arqueo cuando abrió la oficina al público.

Momentos antes, el ladrón había requisado los teléfonos móviles de los dos empleados "y yo menos mal que lo había dejado en la furgoneta", explicaba el único cliente que asistió en directo, y con un miedo tremendo en el cuerpo "aunque nos decía que no nos preocupáramos, que no nos iba hacer daño si entregábamos el dinero".

Tras el ladrón salió el empleado gritando para alertar a los ciudadanos, que eran escasos a esa hora en la calle La Solana, hasta la Plaza del Ayuntamiento, donde el atracador le intimidó de nuevo, y él optó por volver a la sucursal, después de haber recuperado los dos teléfonos móviles que había tirado por el camino en su huida. Los ciudadanos de Morales resaltaban el valor y el coraje del empleado de la entidad bancaria.

El susto se lo llevaría igualmente un automovilista, que con un BMW circulaba por una de las calles del pueblo cuando, pistola en mano, el atracador le obligó a parar y montarlo en su coche, tomándolo como rehén e indicándole el itinerario a seguir, por vías secundarias hasta la capital. Sería poco antes de media mañana cuando el atracador saltó del vehículo cerca de Obispo Nieto y se dio a la fuga, mientras el conductor del coche se presentó en comisaría para denunciar los hechos y prestar declaración. El despliegue policial fue intenso, pues en las rotondas cercanas a la localidad se situaban distintas patrullas, al igual que en Zamora.

Hasta la calle La Solana de Morales del Vino se desplazaba la policía científica para recabar huellas y tomar datos in situ, así como responsables de la entidad bancaria, quienes aseguraban que era el "primer atraco que tenemos desde que estamos instalados en este pueblo".

Sin embargo, en esta misma calle de La Solana, la más comercial del pueblo, otros establecimientos sí han sufrido ya la visita de los cacos. Es el caso del supermercado Lupa, un restaurante-bar situado en esta vía, o la fábrica de piel de la que hace años sustrajeron valiosas prendas por el método del alunizaje.