Ramón Romo Durán se estrena en política municipal como alcalde de El Maderal y presidente de la Mancomunidad de La Guareña, de la que forman parte quince municipios con una población en torno a los 7.300 habitantes y un presupuesto de 286.000 euros. Ramón Romo expresa en esta entrevista las inquietudes de los alcaldes, sus principales preocupaciones y una reivindicación de servicios básicos de calidad "para intentar mantener habitantes en los pueblos". Al igual que el común de sus compañeros al frente de los ayuntamientos, sitúa la despoblación como problema número uno del mundo rural.

-¿Qué papel pueden ejercer las mancomunidades en favor del desarrollo de los pueblos?

-Realmente nuestras competencias son muy limitadas. Ahora solo tenemos tres servicios: el arreglo de caminos, recogida de basura y un tanatorio móvil. Sobre estos dos últimos, los contratos aún están en vigor y para el arreglo de caminos antes estaban cedidas las máquinas (una motoniveladora y un rodillo) a la empresa concesionaria, pero los anteriores directivos de la Mancomunidad consiguieron que se devolvieran. Entonces vamos a encargarnos nosotros directamente de la maquinaria con la ayuda de la Diputación.

-¿Cómo se gestionará?

-En el último consejo de alcaldes nos explicaron que la Diputación sacaría una ayuda para contratar maquinistas vía plan de empleo para que las máquinas de las propias mancomunidades estuvieran en funcionamiento. De esta forma nosotros contratamos a los operarios a través de un plan de empleo de la Diputación.

-¿Cuáles son las principales preocupaciones en estos momentos para los pueblos de La Guareña?

-La falta de farmacias de guardia es una de ellas porque ahora mismo cualquier persona que vaya de urgencias al Centro Médico de Fuentesaúco le toca ir a por las medicinas a Toro, Salamanca o Zamora. A partir de las diez de la noche ni en Fuentesaúco ni en ningún otro pueblo de la comarca hay ni una farmacia abierta. Llevamos tiempo con esta situación y hemos tenido una reunión con el Colegio de Farmacéuticos, nos dijeron que ellos habían planteado que en el Centro Médico entregaran las monodosis y al día siguiente ya se adquirirían en la farmacia.

-¿Se ha solucionado de alguna manera?

-El Centro Médico dice que tiene las medicinas que tiene y no tiene por qué disponer de todas. Lo normal es que hubiera una farmacia de guardia en el Centro Médico que garantizaran todos los farmacéuticos de la zona. Sería una facilidad para todos los usuarios pero al parecer no es viable.

-¿Han hablado con los farmacéuticos de la comarca?

-Convocamos a todos para proponerle lo del Centro de Salud y dicen que ellos tienen regulado su servicio con la Junta. Nuestra obligación es luchar por el bienestar de los vecinos e intentar que se den soluciones porque no es normal que te obliguen a hacer tantos kilómetros para ir a por un medicamento por la noche.

-Las telecomunicaciones también traen de cabeza a muchos pueblos, ¿hay buena cobertura en la comarca?

-Estamos detrás de un proyecto para tener conexión por wifi en los pueblos. Hay un plan europeo de créditos al cero por ciento a diez años y algunos municipios ya se han apuntado a través de la Mancomunidad. Nosotros lo que hemos hecho ha sido poner en contacto a una empresa que lo ha expuesto con los alcaldes y a ver cómo sale adelante. Y otro proyecto es el cambio de las luminarias antiguas por las del sistema Led, que ya están renovando a través de los planes de empleo en algunos ayuntamientos.

-Entonces unos ya lo tienen en marcha y otros no.

-La ventaja, y también el inconveniente, es que los que los ayuntamientos que lo han hecho a través del plan provincial de obras desde el primer día que lo cambian empieza a ahorrar. En cambio, a través de la empresa nos dan la facilidad de afrontar el pago de las luminarias en diez años. La cuestión es que son inversiones muy grandes, de un mínimo de 300.000 euros, y nos tenemos que unir porque los pueblos pequeños no llegan a esa cantidad.

-¿Están todos de acuerdo?

-Se va a intentar pero está un poco más complicado porque los pueblos que ya han empezado a renovar la iluminación, desde el día que pusieron las luminarias han empezado a ahorrar y con este sistema, hasta que no pasen diez años no empiezas.

-Una queja muy general en la provincia es la mala señal con ciertas cadenas de televisión, ¿también tienen zonas de sombra?

-Y nos pasa lo mismo. En telefonía estamos muy mal. Vallesa, el Maderal o Villamor son pueblos un poco apartados, con una orografía un poco peculiar y tenemos muchos problemas de cobertura, tanto de teléfono como de datos y televisión. La TDT ha traído en muchos casos el apagón. En Villamor y El Maderal no se ve Televisión Castilla y León nunca. Hay canales que no vemos nunca. Y es que es la distracción que hay en los pueblos en cuanto se pone el sol.

-La Ley de Ordenación del Territorio ha generado un problema con Vallesa (y su anejo Olmo) y Cañizal que tendrían que pasar a depender de Salamanca en los servicios autonómicos si quieren mantener la sanidad en esa provincia. ¿Cómo puede repercutir en la Mancomunidad?

-A nosotros nos parte la Mancomunidad porque nos quita dos municipios (tres pueblos). En la reunión que tuvimos con el delegado de la Junta nos dijeron que las mancomunidades de interés general se tenían que formar uniendo zonas básicas. La cuestión es que en la zona básica de Fuentesaúco no están ni Cañizal ni Vallesa, pero queremos que sigan perteneciendo a la Mancomunidad. Lo normal es que todo se quede como está, que vayan al médico a Pedrosillo, las urgencias a Salamanca y lo demás en Zamora. Pero nos dicen que un pueblo que esté en una zona básica se mete a todos los efectos. Los dos ayuntamientos piden mantenerse como ahora y nosotros les apoyamos. Lo que no es normal es que tengas que ir a urgencias a 70 kilómetros (los que separan a Vallesa de Zamora) cuando con la autovía al lado te metes en Salamanca en 20 minutos.

-Y perdería peso la Mancomunidad...

-Es inviable. ¿Qué hacemos con la maquinaria, la dividimos? y lo mismo con todo. Estos dos pueblos tienen que seguir igual porque pertenecen a Zamora.

-El despoblamiento es problema a día de hoy imparable, ¿cómo cree que se puede hacer frente?

-Nosotros no tenemos competencias, es la Diputación la que nos está ayudando en cuanto a obras o a ayudas a dependencia. Creo que una manera de mantener habitantes es que las mujeres tengan trabajo en los pueblos porque así es más factible que las familias se queden. Una de los problemas de la ordenación del territorio es que como nos dividan y empeoren los servicios, al final la gente se va del pueblo. Volviendo a lo de antes, no puede ser que vayas a urgencias a Fuentesaúco y luego te toque ir Toro o Zamora a por las medicinas. Si no se prestan unos buenos servicios te echan de los pueblos. Hay que dar algún atractivo porque es la única manera de que los pueblos tiren para adelante. Porque los datos son desoladores. El otro día decía el alguacil que en diez años había enterrado a setenta personas.

-¿Y cuántos niños han nacido?

-Igual seis o siete niños. Así es difícil mantenerse.