El Zangarrón de Montamarta cerró ayer el ciclo de mascaradas de invierno en la provincia con ,la segunda salida del Día de Reyes. El joven Joel García Aparicio fue el quinto al que el sorteo concedió este año el privilegio de encarnar al popular diablillo y renovar una tradición que singulariza al pueblo.

Un día típicamente invernal recibió al Zangarrón, que comenzó su jornada cuando aún no había amanecido. A las siete de la mañana comenzaba la compleja y laboriosa ceremonia de la vestimenta hasta coser cada prenda y cada trozo de tela. Joel García Aparicio lo dio todo para estar a la altura y no defraudar en su recorrido por las calles sin que los cencerros paren de sonar, dando brincos y azuzando con el tridente a los que le salían al paso. Un trabajo duro para el que este joven, estudiante de Diseño de Interiores en la Escuela de Arte de Zamora, se ha preparado físicamente. Horas antes de ponerse en la piel del Zangarrón, personaje que han encargado un tío y un primo, se confesaba "nervioso pero también ilusionado" por tener este privilegio.

El Zangarrón sale en dos ocasiones, la primera el día de Año nuevo con una vestimenta más tenebrosa y la segunda el día de Reyes, cuando presenta un aspecto más jovial y colorista, con careta roja y un blusón mucho más llamativo.

Después de la petición del aguinaldo por las calles, el Zangarrón cruzó la antigua calzada hasta llegar a la ermita de Nuestra Señora del Castillo donde tampoco desperdició el momento para arrancar con alguna carrera tras algunos mozos que le provocaban,

Tras las venias a las autoridades, Joel García se dio un respiro en el atrio de la ermita tapado con una manta para no quedarse frío y en el momento de la bendición clavó las dos hogazas situadas sobre el altar repitiendo las tres genuflexiones. Terminado el acto religioso, el Zangarrón volvió al pueblo. A la fiesta se sumó la presidenta de la Diputación, Mayte Martín Pozo, acompañando a la Corporación que preside Cristina Folgado y a todo el pueblo.