Venialbo brilló ayer como un astro merced a la representación del tradicional Baile del Niño, protagonizado con una vistosidad y una entrega desconocida porque el pueblo quiere dar fe del calado de este festejo local "único en España", en expresión del alcalde del municipio, Jesús Vara. La aspiración del Ayuntamiento es conseguir que la Junta de Castilla y León declare el Baile del Niño, a ser posible el año 2016, Fiesta de Interés Turístico Regional.

La celebración comenzó a coger el pulso con un llamativo repique de campanas, a cargo de Vidal Casado y la Asociación de Campaneros, que certificaron la maestría con la que manejan los badajos para sacar música pura del bronce de las campanas de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Este campaneo es ya una tradición en Venialbo, "que gusta de ensalzar los festejos" con estos celestiales sonidos. Seguidamente, a las 12.00 horas, dio comienzo la celebración de la Santa Misa, oficiada por el sacerdote Manuel Salvador, y marcada por la gran concurrencia, los gestos y las emociones. Las autoridades y otras personas vistieron trajes regionales y capa castellana para conferir el máximo rango a la fiesta. Pero resultó realmente conmovedor el instante de los ofrecimientos. Al margen del pan y del vino, los más pequeños, igualmente engalanados con trajes típicos, hicieron entrega de muñecos, flores, juguetes, almendras y productos de la tierra. Emocionó especialmente el ofrecimiento de los danzantes de unas castañuelas transitando el pasillo del templo danzando al son de la flauta y el tamboril.

Concluida la misa tuvo lugar la procesión del Baile del Niño, "un baile de adoración al recién nacido", y que discurre desde la iglesia hasta la ermita. La singularidad de este baile es que los danzantes, ataviados con impolutos trajes regionales, marchan sin perder nunca la cara al Niño, de modo que exige unas buenas condiciones físicas. Venialbo, según explica el regidor, "recuperó en el año 1984 este baile y, a falta de quintos, se abrió a las mujeres y a los jóvenes". Llegado de nuevo a la plaza de la iglesia, tiene lugar el denominado Baile del Floreo, donde los danzantes bailan en círculo ante la figura del recién nacido. Son unas danzas de una armonía sobresaliente.

La Alcaldía expresa su confianza en conseguir sin demora la declaración de Fiesta de Interés Regional "porque es un patrimonio único", y resalta la importancia que tendrá para la zona "que dos pueblos distantes apenas cinco kilómetros (Sanzoles y Venialbo) cuenten con este atractivo, que puede impulsar el turismo porque los visitantes podrán acudir un día Sanzoles y al día siguiente a Venialbo". El gran folclorista Alberto Jambrina reemplazó este año al tamborilero Modesto Martín a quien una enfermedad le mantuvo ausente.

Al finalizar los actos religiosos el Ayuntamiento invitó a las autoridades, danzantes y colaboradores a un vino español por los bares de la localidad. Por la tarde, aprovechando la presencia de diferentes corales de la zona, tuvo lugar un festival de villancicos. La jornada cerró con la música de una orquesta.