La Filandorra y el Diablo, cuyos papeles estuvieron representados por Marcos Canas Otero y Fernando Villar Ferreras, respectivamente, recorrieron ayer las calles de Ferreras de Arriba repartiendo más caramelos que latigazos. Los mozos Juan José Baladrón Peral y Javier Villar Andrés tomaron la alternativa con el Galán y la Madama en una de las fechas más festivas de Ferreras. El cuarteto visitó a todos los vecinos al tiempo que corría tras los mozos que los provocaban. Pasadas las 9.30 horas comenzó el festejo de antruejos. Uno de los anfitriones más madrugadores y veteranos, Federico Calzó, gozaba al ver a los personajes. "Muchas veces me tocó ser más Diablo que Filandorra". Eran años en los que los mozos no podía repetir el personaje, que se sorteaba dejando fuera a los que habían protagonizado las carreras de ese año. "La fiesta nos la daban hecha porque en todas las casas había cerdos y matanza. Nos daban morcillas, chorizos...". Las carreras eran una odisea "no había nada asfaltado, todo barro, y todo el invierno lloviendo. Llovía más que ahora". Las campanas anuncian el comienzo de la misa a las once, y allí se presentan los cuatro chavales para repicar, tiznar y azotar, ante la mirada atenta y la sonrisa en ristre de los más mayores. Cada año los personajes ancestrales de la Filandorra atraen a un grupo de fotógrafos, esta vez de Valladolid, Portugal y Francia, que se atrapan el colorido de las vestimentas y lo más difícil, la magia de captar unas buenas carreras.