Hoy hace 80 años que venía al mundo en Formariz de Sayago el poeta Justo Alejo. Hoy debería de ser un día de reconocimiento y recuerdo hacia este icono de la cultura zamorana. Hoy tendría que haber visto la luz el libro pendiente sobre la figura del escritor. La prometedora comisión creada hace dos años con el objetivo de conmemorar el 80 aniversario de Justo Alejo no oculta su frustración ante los nimios resultados frente al conjunto de propósitos que la alumbraron.

Ahí estaban tres sayagueses del entorno de Justo. El periodista de Almeida, José Martín Barrigós; el amigo de la infancia y alcalde de Formariz, Teófilo Moralejo; y el maestro Juan Antonio Panero. Se proponía hacer justicia con el poeta de la tierra, situar a su paisano en el lugar de la historia cultural de Zamora que nunca ha ocupado.

Porque ni en su provincia, ni por supuesto en los elitistas círculos literarios allende estas fronteras, se ha llegado a valorar el legado de este poeta de culto que, por decisión propia, se quitó la vida cuando acababa de cumplir 43 años. Puede que por su carácter huidizo, esa aversión a cualquier protagonismo, Justo Alejo no exigiría cuentas con nadie. Pero su gente, sus amigos de la infancia, sus paisanos, zamoranos que supieron valorar su obra, creían que el 80 aniversario del nacimiento del poeta sería la excusa perfecta para hacer justicia con Justo.

Llegado el día, esta vez tampoco ha sido posible. ¿Qué ha ocurrido?. Teófilo Moralejo, el amigo de la infancia, admite abiertamente que los objetivos de la autodenominada Comisión de Amigos de Justo Alejo "se han quedado en agua de borrajas". La falta de apoyo institucional ha frustrado un ambicioso programa de actividades y el objetivo más ambicioso, la edición de un libro conmemortativo con datos inéditos, biográficos y literarios de la trayectoria de Justo Alejo.

En ello andaba José Martín Barrigós. Ha recopilado abundante material bibliográfico, cuenta con destacadas colaboraciones de poetas e ilustrados admiradores de la obra del sayagués; está hecho el trabajo más complicado, la recopilación, pero no hay ni un euro para editarlo. "Hemos pedido ayuda a la Junta, a la Diputación, hemos tocado muchas puertas y nadie ha sido capaz de contestar" expresa Teófilo Moralejo sin perder, no obstante, la esperanza de que el libro vea algún día la luz. Cuenta que este año pilló el cambio de gobierno, tanto en los ayuntamientos, la Diputación, nueva consejera de Cultura también en la Junta... "Si Zamora no quiere, no vamos a tirar para adelante" expresa decepcionado uno de los promotores de la Comisión de Amigos de Justo Alejo.

Y el mismo camino ha tomado la exposición montada en Formariz el pasado verano. Un trabajo muy digno, una muestra bien documentada con la que se añoraba dar a conocer la figura de Justo Alejo más allá de la tierra que le vio nacer. "Está todo recogido en un cuarto" confiesa Teófilo Moralejo. "Vemos cosas increíbles que se apoyan desde las instituciones y no hay un hueco para un poeta de la tierra".

Ante semejante horizonte quedan el recuerdo de este 18 de diciembre que Justo Alejo hubiera cumplido 80 años. En el haber es justo anotar la divulgación de su obra por escuelas, asociaciones y bibliotecas de la comarca de Sayago a través de la edición de dos tomos editados por la Fundación Jorge Guillén, editora de la obra poética de Justo Alejo.

Una iniciativa que acerca un poquito el legado literario de este creador sayagués, autor de más de quince libros de poemas, muy respetado en los círculos literarios por los que transitó en su etapa más brillante. También un bohemio, transgresor y vanguardista, un genio que nunca olvidó su "Tierra de sosiego eterno" ni a las gentes humildes. Hasta que el 11 de enero de 1979 terminaba con su vida tirándose desde la cuarta planta de su despacho en el Ministerio del Aire, en Madrid.