Si la intención era borrar su huella, salió mal. La cuerda que ataba una piedra al cuello del perro se enredó en mitad de la estructura y el cuerpo del animal quedó suspendido mostrando una turbadora estampa en el entramado de hierros que arman el Puente Pino. Alguien lo vio el pasado lunes, 7 de diciembre, informó al 112 y de inmediato una patrulla de la Guardia Civil se desplazó hasta el puente, que comunica los pueblos de Villadepera con Pino del Oro, para comprobar la veracidad de la información.

El desatino puede tener más recorrido pues todo apunta a que el perro era del anciano Antonio Velasco Heras, un vecino de Villardiegua de la Ribera, que fue encontrado muerto en su casa el pasado mes de septiembre tras ser echado de menos por los vecinos. Tenía 87 años, vivía solo, porque así lo quiso, con su inseparable perro carea. Tras la muerte de su amo, el animal al que no se le conoce nombre, no se retiró de la casa, era su guardián, y un familiar de Antonio Velasco se encargaba de echarle de comer.

"Hace cuatro o cinco días que no lo veo" comentaba ayer a este diario, sorprendido con la noticia de que el perro muerto rescatado el martes por la Guardia Civil podría ser el de Antonio Velasco. "No sabía nada, pero es verdad que le he echado de menos estos días; he estado preguntando a los vecinos porque me ha llamado la atención no verle".

La Guardia Civil estuvo ayer por la mañana en Villardiegua, en los alrededores de la casa del fallecido anciano. La última morada del animal sobre cuya muerte el Seprona ha abierto una investigación. Las diligencias se trasladarán al Juzgado, puesto que el maltrato animal está tipificado como delito en la legislación vigente. El Código Penal en su artículo 337 prevé penas de entre seis y dieciocho meses de prisión para el que cause la muerte a un animal doméstico mediante maltrato, además de inhabilitación de dos a cuatro años para el ejercicio de cualquier profesión relacionada con los animales y hasta para su tenencia.

La Guardia Civil intenta esclarecer las circunstancias de la muerte de un perro que vivió experiencias traumáticas. Allí estaba cuando en 2009 unos cazadores abatieron a dos "compañeros", también del mismo amo; fue testigo de la muerte de su dueño, con su única compañía, y de los días que permaneció el cadáver de Antonio Velasco en la vivienda hasta que fue hallado. Como vivió también el padecimiento del tozudo ganadero cuando en 2008 le sacrificaron una explotación de cien ejemplares de sayaguesa ante la falta de saneamiento de los animales.

Tres meses después de la muerte de su amo, una persona descubrió el cadáver del fiel compañero del anciano colgado entre los hierros del Puente Pino. Según la Guardia Civil, a primera vista parecía que alguien trató de deshacerse del cuerpo del animal lanzándolo al río con una piedra atada al cuello; en su descenso, la cuerda se enredó en mitad de la estructura, haciendo la piedra de contrapeso y quedando el animal suspendido en el aire.

La dificultad estribaba en que estaba a mitad de la estructura y no era accesible desde la calzada del puente, por lo que se requirió la intervención de los Bomberos de Bermillo. Cuando éstos llegaron al Puente Pino consideraron que la maniobra de recuperación era muy arriesgada por la altura y desistieron. Pero para poder continuar las investigaciones y, también debido al pésimo efecto del animal colgado en el emblemático puente, la Comandancia de solicitó la intervención urgente del GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña).

A primera hora de la mañana del martes un agente descendió por el puente hasta llegar a la altura del animal. Una vez allí, y aunque se contaba con el apoyo de la embarcación del Seprona, los rescatadores consideraron que era mejor volver a remontar la altura descendida con el cadáver del perro en lugar de continuar el descenso hasta la orilla y de ahí llegar a la embarcación.

Una vez realizada la recuperación del cuerpo, fue el Seprona el que se hizo cargo del cadáver del animal y para tratar de esclarecer las circunstancias de la muerte fiel compañero de Antonio Velasco, el indómito ganadero de Villardiegua.