La población de los pueblos alistanas recorridos por la carretera N-122 observaron ayer con tanta curiosidad como expectación el pasado de un vehículo especial que portaba una carga que ocupaba prácticamente toda la calzada. Este voluminoso cargamento condicionó el tráfico desde Zamora hasta Portugal. Sobre la góndola del tráiler se portaba un gran estructura de madera que obligaba a circular con todas las precauciones y a los conductores que se tropezaban con el mismo a detenerse en la orilla para dejar paso. La travesía de Alcañices fue uno de los tramos más complicados.