Las largas caminatas por el campo y el gusto por la fruta, como las uvas o las manzanas son seguramente elementos a tener en cuenta ante la celebración de los 102 años de Arturo Crespo Vega, sin duda el más longevo de la residencia Coral de Morales del Vino, en la que vive desde hace cinco años. "Y hasta entonces él seguía de andarín recogiendo castañas y manzanas y valiéndose por él mismo", explica su sobrina, Asunción Crespo, para subrayar que a día de hoy sigue comiendo él solo y es totalmente válido "aunque le fallan la vista y el oído, pero por los pasillos de la residencia se sigue manejando con el andador".

Natural de Riomanzanas de Aliste, era bien conocido en la zona ya que durante toda su vida laboral mantuvo abierta al público una tienda de ultramarinos "en la que se vendía de todo, zapatos, comida, artículos de ferretería, etcétera". Procedente de una familia de siete hermanos, era el mayor y el superviviente "con todas las letras, pues lleva toda la vida sin un riñón por una causa congénita, lo tenía atrofiado", apostilla su sobrina, hija de uno de los hermanos de Arturo Crespo que también llegó alcanzar edad, ya que falleció con 90 años.

Arturo, que enviudó hace mucho tiempo, no tiene descendencia, pero sí parientes que siguen arropándole y estando al tanto. "Tiene otro hermano, el pequeño, de 70 años". Para soplar las velas estuvo arropado por los compañeros del centro residencial y por personal y familiares.