El reconocimiento al trabajo de los ganaderos trashumantes zamoranos llegó en el año 2013 de la mano de la Diputación Provincial, cuando concedió el premio "Tierras de Zamora" al mejor proyecto empresarial vinculado al medio rural a los "churreros" (llamados así por la crianza de la raza churra) trashumantes de Aliste y Sierra de la Culebra. Se les valoraba como uno de los mejores exponentes de una tradición al borde de la desaparición que si pervive es gracias a la perseverancia y el sacrificio de un puñado de pastores. La manifestación más singular de esta práctica pastoril la representan dos grupos de varios pueblos de Aliste: Fradellos, Pobladura, El Poyo, Gallegos del Campo y Vega de Nuez. Siete pastores que cada verano trasladan a pie a las ovejas en un gran rebaño que cruza el cordel sanabrés hasta los pastos de las sierras de la Alta Sanabria. Una proeza con más de cinco mil animales a lo largo de un camino que carece de cercas y refugios, en algunas etapas hasta de agua. "Se van acostumbrando pero estos pasos están muy abandonados, nunca se ha hecho nada por adecuarlos y mantenerlos" lamenta Tomás García. Por eso, tanto el premio de la Diputación como ahora la consideración de la trashumancia como Patrimonio Cultural Inmaterial suponen un "reconocimiento importante a nuestro trabajo, es algo que hemos hecho toda la vida y no quisiéramos que se perdiera".