Villardeciervos, mismo, epicentro urbano, comercial y turístico de la Culebra, ofrece estas componendas artísticas anticiervos y antijabalíes en los contornos y puntos más visibles para el turista que elija este espacio protegido para disfrutar de la naturaleza. En sus proximidades aparecen fincas que lucen decenas y decenas de botellas de refrescos, y otras salpicadas, además, con muñecos de apariencia humana para reforzar el engaño. El anejo Cional es otro pueblo que recubre con mallas los árboles de las plazas urbanas, no para evitar las bocas de los animales domésticos, sino de las bocas silvestres. Los pastores de zonas lobariegas no pueden menos que arropar sus ganados con mastines fajados y algunos "bocas negras", casi satánicos, que no se andan en pamplinas; y los vecinos que tienen frutales y huertos en la niña de los ojos optan por gastarse un pico y cercar las fincas como fortines. No basta en algunos casos, con cerrar con alambre y los hay que coronan el cierre con tiras de latas o bolsas. La mayoría de la gente tira de medios inservibles que considera mágicos para espantar a la fauna porque no puede ser que valga más el collar que el perro.