Ni un ángel ni un demonio. Es la conclusión de uno de los audiovisuales que pueden contemplarse en el Centro del Lobo de Robledo, que supera ya las 4.000 visitas desde su apertura el mes pasado. Tradicional enemigo de pastores y ganaderos, defendido a ultranza como elemento fundamental en el equilibrio del ecosistema de la comarca por los naturalistas. Nadie se resiste a la emoción de encontrarse, cara a cara, con el temido cánido. Tres miradores en el exterior permiten contemplar la vida cotidiana de los seis ejemplares en régimen de semilibertad en un enclave paradisíaco en las estribaciones de la Sierra de la Culebra. Para acercarse es necesario, sobre todo, silencio, paciencia y, en ocasiones prismáticos. Aunque los animales están ya acostumbrados a la presencia cercana de su mayor contrincante en la pirámide alimenticia: el hombre. Una experiencia para no perdérsela y muy oportuna para fines de semana como este. Eso sí, como recomiendan los carteles, mejor, no alejarse de las sendas marcadas. El lobo aguarda a la vuelta de la esquina.