Las calles de Mombuey se han trasformado un año más para celebrar la tradicional feria de San Martino, con los productos del campo en los puestos en un día espléndido. El buen tiempo atrajo no solo a los visitantes sino también a los vendedores, más de medio centenar de pequeños productores, en su mayoría de tierra de Los Valles, se dieron cita en el entorno urbano de la Torre de Mombuey.

La calle de la Iglesia se coloreó de cajas y puestos de verde pimiento, amarillo patata, marrón cebolla y rojo guindilla. Nada que ver con la niebla de la capital y alrededores.

Los productos de otoño recién cogidos, como las castañas, las nueces, e incluso un surtido repertorio de legumbres copaban los barreños y las cestas de la compra.

Precios y calidades para todos los gustos y apaños. Y entre col y col, asomaban los puestos de ropa, bisutería y mucho bacalao que partir. La lonja de porcino, que antes preocupara a los carballeses en este día de feria, casi pasa desapercibido.