La diferencia entre la Tricholoma portentosum y la tricholoma josserandii "es mínima" aseguran los agentes y expertos. El pie de la tóxica, la josserandii, es más largo y cilíndrico, y el de la comestible, la portentosum o carbonera, más corto y grueso: "Pero si al recolectarlas cortamos su pie con la navaja, esa diferencia ya no es visible, e incluso en las fábricas pueden recoger ambas por buenas". Otra diferencia inconfundible "Esta en el olor, ya que mientras la carbonera tiene el típico olor a hongo, la josserandii por su parte tiene un fuerte olor a chiche y fácilmente identificable, siempre y cuando uno no esté resfriado".

Los agentes de Medio Ambiente intensificarán estos días las salidas al campo y muy en particular a los montes de Sejas y Alcorcillo informando a los recolectores para evitar equivocaciones. Muchos de ellos se están mentalizando del riesgo y han optado por no recoger la carbonera y "Así evitar males mayores" y, aunque la campaña sigue siendo floja, limitarse a seguir recogiendo los últimos níscalos en los pinares y los boletus en los robledales y en los jarales.

El micólogo leonés Juan Antonio Sánchez, autor de la Guía de Micología y Micoturismo de Aliste, Tábara y Alba define a la josserandii de "Carne blanco grisácea, olor a harina rancia, sabor amargo farináceo y esporada blanca, con cutícula fibrillosa radialmente,, afieltrada y lubricada en tiempo húmedo". Frente a la "Tóxica" josserandii, la de "Comestibilidad Excelente" portentosum (carbonera), esta se recolecta incluso en invierno al soportar las primeras heladas, siendo la última para los recolectores cuando la campaña otoñal camina hacia su final.