El conjunto arqueológico situado en el valle del Hervidero de Almeida de Sayago, una estructura megalítica en proceso de estudio donde el arte se funde con el paisaje, muestra por un lado una gran carga simbólica en relación particularmente con el valor del agua y sus características especiales (termales), y también una implicación astronómica que se constata por ejemplo en la incidencia de la luz, "ya que al atardecer se ven determinados grabados y con la luz rasante de la mañana se distingue mejor otros, dependiendo de la orientación de los paneles seleccionados".

Tales consideraciones forman parte de la investigación llevada a cabo por la profesora de la Universidad de Salamanca (ya jubilada), Socorro López Plaza, junto a Rosa María Salvador Mateos, en torno al conjunto arqueológico "El Casal del Gato" en Almeida. Una intervención realizada durante los meses de julio y septiembre de 2009, tras una visita técnica del Servicio Territorial de Cultura y el Museo Provincial, que ha alumbrado datos reveladores sobre la importancia del megalitismo en cuanto a su perduración y su demarcación del paisaje, y donde se han podido documentar determinados escenarios relacionados con el carácyer sagrado del medio natural.

Dadas las particularidades del entorno y los elementos arqueológicos asociados, las investigadoras abordaron un estudio integral del conjunto arqueológico "con el objetivo de poner las bases para su contextualización e interpretación". Por ello se presentó a la Junta un programa de trabajos centrado en la prospección, excavación y calco de los grabados.

Experta en el estudio de las sociedades megalíticas, la profesora de la Universidad de Salamanca se planteó inicialmente el estudio del dolmen de Almeida en comparación con otras construcciones de las mismas características, sobre todo de la penillanura salmantina. "Vi la importancia que tiene la orientación, sobre todo hacia el sureste, es decir, hacia el solsticio de invierno". Era una revelación importante "porque no se habían hecho estudios de ese tipo en el conjunto del megalitismo salmantino y zamorano", precisa Socorro López.

Las catas realizadas en el valle del Hervidero constatan que las numerosas cazoletas grabadas son de la prehistoria, "desde el Calcolítico hasta finales de la Edad de Bronce; probablemente estén desde el inicio del megalitismo, es decir, desde los primeros agricultores y pastores que poblaron Sayago".

Dentro del conjunto investigado hay un elemento que adquiere especial singularidad. Se trata de un abrigo formado por el desplazamiento de dos bloques; "realmente excepcional por presentar sus dos paneles verticales cubiertos de grabados y cazoletas y también, debido a su carácter de espacio oculto y cerrado que le otorga un significado propio y diferenciado posiblemente en relación con determinados ritos reservados por uno o muy pocos individuos al mismo tiempo", precisa el trabajo de las investigadoras.

La discusión está abierta. La profesora Socorro López ha iniciado un estudio con astrónomos para ver hasta qué punto el conjunto de cazoletas verticales tienen relación con el resto de grupos prehistóricos, sobre todo con el dolmen. "Yo pienso que la generalidad de los dólmenes de esta zona está en conexión con el solsticio de invierno, con la luz solar". Sobre otro tipo de interpretaciones, como las relacionadas con la luna, la constatación científica es difícil, "se podría escribir mucho de eso porque está en relación con la naturaleza".

Y en el contexto de esa intervención se sitúa el descubrimiento de ese pequeño abrigo, una galería con numerosos cazoletas. Según la historiadora, la importancia de esos grabados radica en que "son muy simples, están hechos en la roca de manera bastante sencilla pero para perdurar, lo mismo que el dolmen, y creo que son complementarios". Para constatar estos hechos se realizaron catas en los pequeños abrigos que tienen cazoleta y la galería en cuestión, que hasta 2008 era totalmente inédita. "Los grabados de cazoletas han sido muy ignorados porque persisten en el tiempo desde la época prehistórica hasta la época medieval".

La presencia de las cazoletas en vertical es algo "relativamente conocido en el resto del megalitismo peninsular" certifica la investigadora, por ejemplo en los dólmenes de Antequera. Sin embargo el hallazgo en el conjunto arqueológico de Almeida "es un hecho que se está estudiando ahora y poniendo en valor cada vez más; últimamente en muchas zonas que están en estudio se está viendo la presencia de cazoletas con abrigos" certifica López Plaza.

Unos grabados que la estudiosa pone en relación "con el mundo de las creencias y también está unido al mundo de lo que creían los hombres del neolítico, el calcolítico, la edad de cobre y la edad de broce; todo estaba muy relacionado con la señalización, posiblemente con pautas y códigos de un determinado grupo social". Pese a admitir que se trata de aspectos "muy complejos", el interés de este tipo de yacimientos se produce cuando hay varios elementos en relación como es el caso del asentamiento de Almeida, con un dolmen, unos petroglifos y grabados de distintos tipos, lo que permite conocer esas sociedades con mayor profundidad.

Por ello, Socorro López hace un llamamiento a la sociedad actual que acuda a visitar estos restos arqueológicos para que "se mantenga lo más intacto posible porque todo está relacionado con la luz solar. Los estudios astronómicos que vamos viendo nos indican la importancia del sol y de otros hechos como el agua, la permanencia en el lugar, la permanencia de los pastos a través de distintas estaciones. Es vital no alterar todos los rasgos naturales que han sustentado ese paisaje".

La última intervención de la Junta de Castilla y León en el conjunto arqueológico de Almeida se llevó a cabo en diciembre del año pasado y consistió en la recuperación del dolmen "Casal del Gato". Promovido por el Servicio Territorial de Cultura, se realizaron trabajos de limpieza y excavación del interior del corredor, además de la recolocación de los ortostatos (losas verticales), tanto los que estaban caídos, como los desplazados de la cámara hasta recuperar el aspecto primitivo.

Una vez reproducido el corredor con la recolocación de los bloques desplazados en el interior y en el entorno de la estructura, "se volvió a aportar la tierra extraída durante los trabajos, despojada de los abundantes bloques de granito que contenía, con el fin de reforzar la sujeción de los ortostatos y cubrir los bloques aportados para sujetar los recolocados, facilitando así el paso por el corredor".

El dolmen "Casal del Gato" forma parte de los característicos enterramientos megalíticos, aunque en la actualidad únicamente se conserva el corredor. Ha desaparecido la cámara que, según recoge el informe de la intervención arqueológica, "se intuye al norte a través de un ligero alomamiento y diversos bloques de granito que sobrepasan un metro de longitud depositados en círculo, y el túmulo que la cubría, como consecuencia de las labores agrícolas y posible construcción de la cortina que rodea la pequeña parcela en la que se ubica".

El informe de la intervención promovida por el Servicio Territorial de Cultura detalla que entre la tierra extraída en el transcurso de la excavación "se recuperaron varios fragmentos cerámicos, líticos y metálicos" como un pequeño cuenco, un hacha pulimentada, un prisma hexagonal de cuarzo, un cuchillo de sílex y dos pequeñas cuentas posiblemente de variscita.

A principios del siglo pasado, esta estructura había sido convertida en un caseto de cazadores, pastores y ganaderos, rellenando los huecos existentes entre los grandes bloques de granito, uno de ellos caído y otro desplazado, con pequeños mampuestos del mismo material. Tras su excavación, no se modificó la posición de estos elementos, encontrándose en el inicio de esta última intervención algunos de los bloques derribados.

El aspecto conseguido con los trabajos permite "una mejor visualización y comprensión de la estructura original del corredor de acceso a la cámara funeraria".