Los cuatro municipios del curso bajo del Valderaduey negocian unirse para solicitar de forma conjunta a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) la limpieza del cauce del río, despejándolo de vegetación, para evitar o mitigar los efectos de sus crecidas.

Aspariegos, Benegiles, Molacillos y Monfarracinos están gobernados por ayuntamientos de colores diferentes, pero todos comparten un problema, las inundaciones provocadas por el Valderaduey, un río de exiguo caudal durante la mayor parte del año, pero que cuando llueve en abundancia se desborda anegando calles y campos de cultivo. Hace tanto tiempo que no se lleva a cabo una limpieza a fondo del lugar, al menos 15 años, que nadie recuerda la fecha exacta, pero los vecinos mayores, que han vivido decenas de años de crecidas y otros de escasez de precipitaciones saben bien que "la abundancia de vegetación favorece que el río se desborde y llegue antes a las tierras y a las casas". En la actualidad los juncos son tan altos y tan abundantes que en algunos puntos el río es invisible.

"Tenemos que darle forma a una carta, firmada por los cuatros alcaldes, explicando el problema, y en las que adjuntaremos fotos del estado de la vegetación en varias zonas, para remitirla a la Confederación" -explica Valeriano Martín Barrios, alcalde de Benegiles- "confiamos en que sabrán escucharnos, a nosotros este verano nos dieron permiso para actuar en algunos regatos que también pertenecen a la CHD", añade. José Carlos Reguilón, regidor de Molacillos, cree que la limpieza debería llevarse a cabo "antes de que acabe el año, porque las riadas son mucho más frecuentes durante los meses de invierno".

Benegiles es el pueblo que más sufre las crecidas, pues el río pasa a muy pocos metros del casco urbano, y cada vez que sucede se inundan las calles. "Si se anegara la ribera, o algún campo, estaríamos hablando de otra cosa, el problema es que el agua se mete en las casas, con los estropicios que eso produce", afirma Martín Barrios. La última vez que sucedió fue en junio, tras una tormenta, y el agua del río cubrió varias calles próximas a la ribera entrando en algunas viviendas y locales. Río arriba, en Aspariegos, las casas también están pegando al Valderaduey.

A sus paso por Benegiles, las orillas del Valderaduey están cubiertas por juncos que alcanzan varios metros de altura, hace algunos meses la vegetación incluso taponaba los ojos del puente, que fueron despejados por la Diputación de Zamora. Al norte de Molacillos, los juncos y los árboles no dejan ver el río. Este pueblo también sufre con las crecidas porque siempre anegan la vía que da salida a la localidad hacia la carretera de Villalpando, obligando a los vecinos a tomar una ruta alternativa por Coreses para llegar a Zamora, a través de una carretera llena de baches, la última vez que sucedió fue en febrero del año pasado. En los peores años, el agua ha entrado por las calles más cercanas al río, como en Benegiles. No es así en Monfarracinos, el pueblo cuyo casco urbano está más lejos del peligro, pero ya está cerca de la desembocadura y todos los años las crecidas anegan varias hectáreas de tierras de cultivo, arruinando las cosechas en muchas ocasiones.

Cualquier actuación en la cuenca del Duero necesita, por ley, la aprobación de la CHD. Pero eso no es suficiente en este caso, "en municipios tan pequeños como estos cuatro no disponemos de las máquinas necesarias para llevar a cabo una limpieza en condiciones del río, ni tenemos un presupuesto que nos permita adquirirlas. Antiguamente la gente quemaba la zona y no dejaba que las plantas crecieran demasiado, pero está prohibido. La Confederación debería hacerse cargo del Valderaduey para evitar las inundaciones", opina el alcalde de Molacillos.