El mercado de las castañas este año se está convirtiendo en una incógnita frente al éxito del año pasado. "En muchos pueblos se nos están amontonando las castañas porque nadie viene a comprarlas", asegura un castañicultor de Gallegos del Río. Los precios, el pasado fin de semana 1,60, vuelven a cotizar a la baja y ayer los intermediarios que recorrían los pueblos las pagaban a un euro el kilo todas, bravas e injertas, grandes y pequeñas.