Los cultivadores de garbanzo arrastran otra mala cosecha. Los abrasivos calores de mayo unidos a las tormentas de junio acabaron por malograr la legumbre generando unos rendimientos que no han llegado ni a los cuatrocientos kilos por hectárea en el ámbito de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Garbanzo de Fuentesaúco. Según los datos ofrecidos por el director técnico de la Denominación de Origen, Nicolás Armenteros, la última cosecha ronda las doscientas toneladas.

Este año se inscribieron en la IGP Garbanzo de Fuentesaúco 63 productores, la superficie media sembrada fue de 8,4 hectáreas; se han registrado 156 parcelas con una superficie media por parcela de 3,4 hectáreas.

A pesar de que se ha sembrado más superficie que en anteriores campañas -529 hectáreas inscritas-, la recolección "se ha quedado muy cortita, no ha llegado ni a la mitad de una cosecha media" precisa Armenteros. "Con esta producción difícilmente se cubren gastos; lo que se ha recogido este año sirve para pagar los costes pero nada más, ha faltado por producir el beneficio" apunta el técnico de la IGP Garbanzo de Fuentesaúco. Solo las ayudas de la PAC y la subvención específica para legumbres de calidad pueden suavizar el desastre de este año. "Hay productores que este año no cubren gastos".

Porque es con un rendimiento de 600-700 kilos por hectárea cuando "empieza a haber un margen" de beneficio. Lo habitual es que entre el 50% y el 60% de la producción se comercialice a través de la IG, otro 20% se guarde para semilla y el resto, alrededor de un 30%, salga por otras vías.

La evolución meteorológica ha jugado en contra de los cultivadores; es el sino del mundo agrario. En la última campaña del garbanzo "el primer toque de atención" lo recibió la legumbre en mayo con el primer golpe de calor. Pero el remate fueron las tormentas de junio que, "lejos de beneficiar perjudicaron porque cambiaron el ritmo del cultivo, se reverdeció e incluso se generó una plaga, y el mes de julio los más de veinte días continuados de la ola de calor terminaron por arrasar el cultivo".

Sin embargo la escasa cantidad no ha mermado la calidad del garbanzo que ha sido "muy buena".