El Centro del Lobo Ibérico, de Robledo, "tendrá una proyección para España y el mundo" y a se convertirá en "referencia turística de Castilla y León". Es el futuro que augura para estas instalaciones el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones. En la inauguración estuvo acompañado del alcalde de Puebla de Sanabria , José Fernández Blanco, y el alcalde pedáneo del pueblo que acoge la instalación, Juan Fernández Augusto. En representación del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente asistieron José Manuel Jaquotot, subdirector de Silvicultura y Montes, y Antonio Flores, subdirector de Fomento del Desarrollo del Medio Rural.

El acto de apertura oficial convocó a una nutrida representación del Servicio Territorial de Medio Ambiente, Guardería Medioambiental, alcaldes de la comarca de Sanabria y los municipios de la Sierra de la Culebra, asociaciones y prácticamente todo el pueblo de Robledo.

El consejero valoró la implicación de los 12 ayuntamientos de la Sierra de la Culebra, presentes en la apertura del centro. Juan Carlos Suárez-Quiñones destacó que, además de su función turística, "da cumplimiento a los objetivos que marca la Unión Europea. La Directiva Hábitat, del año 1991, estableció que el lobo estaba en peligro de extinción y había una responsabilidad general, de Europa y España en su conservación". En ese plan de conservación se enmarca este centro que permite el contacto de la ciudadanía con esta especie.

El consejero reconoció la conflictividad de los ataques del lobo al ganado en Castilla y León y trasladó la necesidad de "minimizar los daños" por los daños que ocasiona a la ganadería, aunque también afirmó que "los particulares tienen que ceder ante el interés general, que es la conservación de una especie, como el lobo, que estuvo a punto de extinguirse".

Robledo, expresó, es un ejemplo "de resurgimiento de esas manadas de lobos que pueblan Castilla y León". La Sierra de la Culebra junto con el Parque Natural de Montesinhos, en Portugal, configuran una de las áreas protegidas y de biodiversidad más importantes de la península, unido al Parque del Lago de Sanabria.

El alcalde de la villa José Fernández Blanco, por su parte, apuntó que el Centro "es el ejemplo de la lucha contra la despoblación. Cogemos un elemento que es nuestro, el lobo, y los vamos a poner en valor" creador de empleo. Destacó la colaboración institucional. "Es un trabajo de todos" dijo, aunque enfatizó en "los que más han aportado que son los vecinos de Robledo". El alcalde tuvo un reconocimiento a los ganaderos "que no han puesto trabas a este proyecto". Para el alcalde de Puebla, el Centro del Lobo tiene que prolongar el turismo hacia los embalses. "Es muy importante para nosotros que la Diputación dé ese impulso a las carreteras que unen con Linarejos y Sandín que crearía ese turismo de embalse de Villardeciervos y Cional, además de las corralas de Ferreras".

Antonio Flores, subdirector de Fomento del Desarrollo del Medio Rural, incidió en ese ejemplo de colaboración institucional y coincidió en que este tipo de actuaciones es representativo "del desarrollo rural que parte de la iniciativa endógena, de los representantes comarcales". El cometido del Ministerio, incidió, es que "el tejido socioeconómico de la comarca se diversifique y se amplíe", y "mantener la población en el territorio en condiciones dignas, además de poner de manifiesto los amplísimos valores culturales, paisajísticos, medioambientales que tienen nuestras comarcas de interior".

La inversión totalinversión total en este Centro hasta su actual inauguración asciende a 5.509.987 euros, de los que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha aportado 2,7 millones de euros, la Junta de Castilla y León más de 1,9 millones de euros y el Ayuntamiento de Puebla de Sanabria 700.000 euros. En total serán ocho personas las que trabajarán en el nuevo Centro y, en función de la demanda, se ampliará a diez empleados.

Este complejo está compuesto por un centro de interpretación, recintos vallados con tres observatorios elevados e infraestructuras de manejo y control veterinario. El edificio principal es una construcción integrada con el entorno de 1.800 metros cuadrados, que evoca y reinterpreta elementos patrimoniales que simulan un "cortello o curro dos lobos", una guarida típica de la arquitectura popular que data del siglo XVIII, cuyo objetivo es simular la caza del lobo. En los recintos vallados, de tres hectáreas cada uno, se alojan ejemplares de lobo ibérico en régimen de semilibertad, para que puedan ser observados por los visitantes. Los recintos cuentan con vegetación natural, zonas de refugio, charcas artificiales y un completo sistema de videovigilancia para garantizar las condiciones de bienestar de los ejemplares.