Micocyl, nacido como Myas, se ha convertido en un auténtico problema que puede acabar enfrentando a los propios pueblos de la zona, donde los vecinos no entienden que cuando se trata de mantener infraestructuras y servicios, se apele al principio de solidaridad, -en casos como la recogida de basuras los pueblos grandes pagan muchos más que los pequeños-, y "a la hora de repartir derechos cada uno hace la guerra por su lado y como más le interesa". Este año se ha decidido agrupar en una Unidad de Gestión Micológica las dos existentes en las comarcas naturales de Aliste y Sanabria. Ello supone una superficie de 27.769 hectáreas, en su práctica totalidad de Montes de Utilidad Pública, equivalente a un 6,79% de la superficie regulada a nivel de Castilla y León con una producción media anual sostenible de 55.932 kilos. En las dos unidades se expidieron la pasada campaña 838 licencias, con unos ingresos que hacen inviable la gestión por los ayuntamientos sino no ponen fondos o lo hacen la Junta y la Diputación. De hecho las previsiones de Micocyl apuntan s 2.909 como numero máximo de permisos de recolección.

Los forasteros que obtengan el permiso recreativo de "Foráneo", único al que pueden acceder, según la normativa, en teoría, tienen derecho a recolectar "desde un punto de vista lúdico o de autoconsumo, hasta tres kilogramos de setas, sumando todas las variedades recolectadas por día". El Micocyl solo puede regular los terrenos públicos lo cual significa que los recolectores foráneos si pueden acudir a recoger setas fuera de ellos.