"Estás en vilo. Lo primero que haces cuando llegas al campo es contar las vacas". Maruja Marcos, ganadera de Arcillo de Sayago, expresa la intranquilidad que viven ella y su familia después de sufrir dos ataques de lobo en la explotación "en menos de una semana". Si en el primero la víctima fue una ternera de una semana, el más reciente ha acabado con otro de un mes, ambos "de alta calidad genética".

La ganadera calcula que las pérdidas rondan los 1.200 euros "porque estos animales dentro de cuatro o cinco meses pueden valer entre 500 y 600 euros, y con eso ya no cuentas. Pero además la vaca tarda nueve meses en parir y encima cuando queramos recibir la indemnización igual ha pasado dos años". Una indemnización que "ni mucho menos" cubre el valor de lo perdido por el ganador. "Nos valoran los animales en función de la edad que tengan, así que igual entre los dos no llegamos ni a los 400 euros" argumenta Maruja Marcos.

Es el pan nuestro de cada día de los criadores a los que les toca la china del lobo. Hasta la propia Administración ha admitido lo farragoso de la tramitación de las indemnizaciones y se ha comprometido a simplificar los trámites para que el dinero sea ingresado de forma más rápida.

Incumplimiento de cupos

El nuevo ataque de lobos en la comarca de Sayago ha provocado la reacción de la Alianza Upa-Coag, que muestra su "enorme preocupación" por el incremento de daños del lobo en la provincia en lo que va de año. Esto, unido al incumplimiento de los cupos de caza de lobos "podría estar provocando una expansión desmedida" de la especie en Zamora y en el conjunto de Castilla y León.

Precisamente la Alianza está a la espera de respuesta a la solicitud de una reunión con el director general del Medio Natural, a quien las organizaciones agrarias quieren exponer la "situación límite" que sufren los ganaderos de extensivo y las soluciones que proponen a la Junta de Castilla y León.

La Alianza insiste en advertir que en zonas tradicionalmente ganaderas de Zamora "es imposible compatibilizar hoy la presencia masiva de manadas de lobos con la actividad ganadera, y como tal debe ser asumido por la Administración regional".

Prueba de ello es el progresivo abandono de las explotaciones, como ratifica la ganadera Maruja Marcos. "Como cada vez hay menos ganado el monte está intransitable, muy espeso, es un sitio muy propicio para que el lobo se vuelva asentar aquí y será nuestra perdición" expresa. La inquietud de esta criadora de Arcillo es patente por los ataques del lobo en la zona, algo que ella no había vivido en los últimos doce años.