Camarero, el toro bravo desaparecido del escenario público el pasado 10 de septiembre durante el desarrollo de los tradicionales espantos de Carbajales de Alba, organizados en honor de la Virgen de Árboles, fue abatido ayer de un certero tiro de rifle, disparado por el farmacéutico y cazador Manuel Álvarez.

Sus servicios fueron solicitados porque el ganadero se inhibió de adormecerlo con un dardo debido a lo intrincado de la guarida elegida por el astado para vivir sin ser molestado por nadie.

El novillo había pasado 23 días sorteando todos los rastreos y avistamientos efectuados por agentes de la Guardia Civil, del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), caballistas y vecinos de la localidad, y con especial empeño por el propio alcalde del municipio e integrante de Ciudadanos, Manuel Fidalgo Guillermo. Todas las acciones de las patrullas resultaron baldías ante un animal que supo guarecerse y mantenerse camuflado sin dejar siquiera huella y rastro alguno que delatara su presencia. Cuando ya muchos le daban por muerto entre la hojarasca, comido en una farra o ahogado en el embalse del Esla, el novillo se dio a ver a las intempestivas horas de las 3.30 horas de la madrugada del pasado jueves ante la casa de Soledad López, que no daba crédito a la visión. Cuando contó su aparición en el callejero del Carbajales de Alba "la gente lo tomó por tan inaudito que nadie la creyó", al decir del regidor, que tomó en serio lo dicho por su convencida "porque la conozco y sé que ni sueña ni miente". Esta aparición "movilizó" de nuevo al personal en la búsqueda de Camarero, hallando en esta ocasión huella en una charca, pero sin más señas del misterioso ejemplar.

Sucedió que un perro, cotidiano como muchos, pero atento a las circunstancias, fue ayer el verdadero descubridor del toro bravo más buscado de país. El dueño que laboraba en una pradera del paraje conocido como Escaldón, se percató de que el cánido que le acompañaba comenzó a ladrar efusivamente enfocado hacia la maleza, como sucede siempre que un can localizada una res salvaje de respeto, que le obliga a guardar las distancias por precaución, porque un conejo o una liebre no son quien para frenarle. Este agricultor, que declinó comentar el caso, fue luego el que puso en conocimiento de la Alcaldía el hallazgo.

La versión oficial del Ayuntamiento, dada ayer tras reunirse el Equipo de Gobierno, es que "a las 11,15 de la mañana llamó al alcalde del municipio, Manuel Fidalgo Guillermo, un ganadero que estaba arando en la zona del Escaldón diciendo que hay muchas posibilidades de que el toro estaba allí. Es una zona de difícil acceso y complicada de ver. El regidor se trasladó hasta el lugar y, efectivamente, el novillo estaba resguardado en entre la maleza. A continuación llamó a la Guardia Civil para que se acercara una patrulla, por si tenía que regular el control de la gente, porque si se empieza a levantar barullo corremos el riesgo de que vuelva a marcharse". Prosiguen su versión señalando que "al personarse, la Guardia Civil indicó que se llamara al ganadero del astado, porque es a quien corresponde decidir la forma de recoger al animal". El alcalde precisa, además, que "en el contrato firmado por el Ayuntamiento existe una cláusula donde se expone que el encargado de la recogida de los animales es el ganadero". Al proceder de Cantalapiedra (Salamanca) tardó aproximadamente una hora y media. La decisión adoptada fue abatirlo. "A las 13.13 horas se dio por concluida la operación".

Cuando el alcalde se acercó, junto con otras personas, a comprobar si Camarero estaba en la zona, se encontró de repente "con un meneo de ramas y una arremetida contra la alambrada que le hizo dar un salto hacia el tractor del vecino que araba en la fina, porque si te metes en su terreno corres peligro", al decir del alcalde. Subraya que este novillo "no guardó los cánones de andar con vacas", de ahí que mantuviera durante casi un mes un actitud asilvestrada y camuflada propio de un animal montuno. Moraba en sitio más apropiado y adecuado. "Tenía una cama mejor que la tuya y la mía. Comida, agua y estaba protegido". Como un marqués.

Nada más conocerse su presencia, el ambiente social de Carbajales elevó su pulso y algunos se enfilaron hacia la zona, pero se cortó de plano el acercamiento de personas y fotógrafos. No faltaron críticas de algunos presentes al desenlace. Este caso viene a sumarse a otras desapariciones y sonoras fugas de toros y vacas bravas en Carbajales de Alba.

El socialista Pedro Lorenzo, en la oposición, habla de la necesidad de elaborar un reglamento sobre los espantos. El popular Roberto Fuentes, también en la oposición, califica los hechos de ayer de presumible ilegalidad por entender que "un animal muerto debe ser recogido y transportado por el servicio de recogida, y no en un camión de transporte de animales vivos". Ambos ediles pedirán explicaciones a la Alcaldía.

Camarero vivió el agobio del espanto, entre picas y motores, luego veraneó como un eremita en las frondas de Escaldón, y, descubierto por un perro, murió de un balazo, como los grandes trofeos de caza que ahora se persiguen por la sierra de La Culebra