El más minúsculo agujero de un bloque puede ser la entrada a una vivienda multipropiedad. Al menos así lo decidió la colonia de avistas (Vespas crabro) que se instaló estas semanas en un bloque de cemento de la calle Triana, de Puebla de Sanabria, a la altura del número 5. Las altas temperaturas diurnas de estos días, por encima de los 20 grados, mantienen a la colonia a pleno rendimiento.

El vuelo de unas inquilinas notorias, de hasta 3,5 centímetros para todo un señor avispón, hace saltar las alarmas.

En este caso el vecino de Puebla, José Miguel Lorenzo, que tuvo que desalojar de una persiana un avispero bromea con que las avispas este año le persiguen, aunque no es la temida Vespa velutina o avispa asiática.

La última colonia estaba alojada enfrente de la vivienda su madre. Cuando se encontraba revisando un coche con un familiar notaron que varias avispas pululaban alrededor de ellos. El vecino subraya que no es normal la presencia de estas avispas en el casco urbano, de ahí que su sospecha inicial era que podía tratarse de la especie asiática, aunque no es el caso. Las notorias franjas de color amarillo y negro del abdomen dejan claro el origen autóctono de esta colonia de avispas.

El comportamiento entre ambas especies es muy similar, aunque la europea es menos agresiva que su prima de Asia. También se alimentan de abejas, como ha podido observar este vecino al ver aparecer en vuelo a una avispa con media abeja de las mandíbulas hasta el interior de la casa. Ese comportamiento es el que hizo sospechar en un primer momento que los avispones no eran autóctonos.

Los apicultores de la comarca no han detectado la presencia de las avispas foráneas en las colmenas, ya que su presencia es muy perjudicial para las poblaciones de las colmenas de abejas.

La población local siempre dispone de recursos caseros para gestionar la presencia de un avispero, como dicta la experiencia de los Bomberos el Consorcio Provincial con sede en Rionegro. Miguel Lorenzo se encarga de rociar con matamoscas el interior del habitáculo, al oscurecer y cuando prácticamente toda la familia está dentro, y cerrar la única puerta de acceso, el minúsculo agujero de la entrada a la vivienda.