La localidad de Cañizal congregó ayer a numerosos aficionados en el encierro campero y urbano con motivo de las fiestas de Nuestra Señora que regaló momentos vibrantes y divertidos gracias al buen juego de los astados de la ganadería Hermanos Cañero de Tarazona de la Guareña (Salamanca). Se soltaron dos toros por el campo y, tras varios intentos para meterlos en las calles, al final solo entró uno mientras el otro se quedaba con los caballistas en el campo. Los dos dieron juego y tanto en el campo como en las calles los aficionados pasaron "muy buenos ratos", explicó el guarratino Juan Pascual. Especialmente vibrante fue el salto que pegó el toro cuando, en un arranque hacia un joven saltó un desnivel que provocó el revuelo del público. A pesar de la bravura de los astados, no hubo que lamentar incidentes. Por el contrario, todo el mundo salió satisfecho.