En la tarde de ayer, con muchas nubes y un poco de viento, se lidió el festival taurino con cuatro novillos de Ignacio López Chaves muy bien presentados, bravos, nobles y aplaudidos en el arrastre. Los más bravos, el primero y el cuarto, éste el más chico. Al finalizar el festejo se regaló el sobrero por parte de Ayuntamiento y empresa, muy grande, vasto y que no se prestó a lucimiento.

El salmantino Eduardo Gallo estuvo muy torero en su primero, un bravo novillo aunque con el defecto de que blandeaba mucho. Con él estuvo muy torero en series por la derecha con mucho temple y gusto. No así con la mano izquierda, con la que le costó acoplarse. Lo mejor de su trasteo fueron las dos últimas series con la derecha, con mucha cadencia y rematadas con un cambio de mano. Los molinetes de rodillas dieron paso a una buena estocada que sirvió. En el tercero, con el que apenas toreó con el capote, estuvo por debajo de las condiciones del eral al que seguramente le hubiera venido bien un pequeño puyacito porque tenía genio y repetía con demasiada prontitud por lo que Eduardo no se sintió a gusto en casi ningún momento de su faena.

Lo mejor, la última tanda por la izquierda con cuatro naturales de mano baja cuando ya se acopló a la embestida del novillo. Otra buena estocada y otras dos orejas más para el esportón.

Daniel Martín estuvo muy atacado desde el primer momento. En su primero lo saludó con dos largas de rodillas para a continuación torear de capa un poco embarullado. Después de brindar al público estuvo muy decidido con la muleta, sobre todo con la mano derecha, ante un ejemplar muy bravo y que repetía. El eral tuvo una muerte de bravo aguantando hasta el último momento en pie después de un pinchado hondo y una gran estocada y paseó las dos orejas.

En el segundo lo recibió con verónicas de rodillas y de pie no supo sacar provecho de la embestida del bravo ejemplar, el más chico de la corrida. No mató bien y a pesar de todo su labor se vio premiada con una oreja. Al final del festejo el Dani mató el sobrero que regaló el Ayuntamiento, un animal grande y vasto que no le dejó lucirse y con el que estuvo muy desacertado. Mató muy mal.