En la tarde de ayer, en la coqueta plaza de Aralaz en Salamanca, pudimos presenciar una extraordinaria actuación del toreo de Villamor de los Escuderos, Alberto Durán, que encandiló al público con su actuación y al que esperaban los aficionados con una pancarta del pueblo y con otra de su peña taurina de Zamora. Ante un bravo encierro de la ganadería salmantina de la Rivera de Campocerrado, que pasta en la Fuente de San Esteban, bravos y bien presentados y a los que le dieron la vuelta al ruedo al segundo y al tercero, Alberto estuvo muy preciso en todas las suertes. Toreó muy bien de capa a la verónica, con un gran remate de medio característica de los toreros ya zamoranos, como el maestro Andrés Vázquez. A continuación realizó unos quites por chicuelinas muy ceñidas. rematados con un cambio de manos muy vistoso que fueron jaleadas por el abundante público que llenaba los tendidos del coso salmantino.

Brindó al publico y empezó el trasteo con la mano derecha. La primera serie fue más bien de tanteo para, inmediatamente, realizar lo mejor de la tarde con tres series de mano baja y templada que remataba bien con pases de pecho, bien con faroles que llegaron y calaron hondo en los tendidos que ovacionaban y le decían: ¡torero, torero! Descendió un poco la altura de la faena al torear con la mano izquierda, ya que, el novillo protestaba y le costaba más trabajo embestir. Por ello volvió a su mano derecha y desgranó cuatro muletazos llenos de torería. Remató su actuación con un pinchazo sin soltar y una estocada entera que valió para que el novillo cayera sin puntilla por lo que el público le pidió con insistencia las dos orejas.

Completó la terna a pie el maestro madrileño Uceda Leal que, con un novillo de mucha calidad, hizo un toreo un poco despegado y que suplió con su oficio y saber estar. Como es habitual en él, lo despacho con una estocada entera un poco tendida por lo que necesitó un golpe de descabello. El publico, benévolo, le otorgó las dos orejas.

El joven salmantino, Rubén Blázquez, de Peñaranda de Bracamonte, novillero de la escuela taurino de Salamanca estuvo bullicioso y con ganas de agradar. Sufrió un fuerte revolcón pero, a pesar de ello, el público le tributó una cariñosa ovación y le pidió una oreja.

El rejoneador Óscar Borjas, que abría el espectáculo, estuvo muy bien sobre todo con su caballo Ilusión y Arsenio, con los que prendió arponzillos al quiebro, banderillas cortas y una rosa. Le premiaron con las dos orejas.