La Virgen de los Montes Negros regresará a la ermita de la Pedrera, en el término municipal de Santa Eulalia de Tábara, lugar en el que se encontraba antes de desencadenar un conflicto entre los vecinos de Granja de Moreruela y el nuevo párroco del pueblo, Santiago Martín, por el traslado de la imagen a Bretó, donde Martín ejercía como responsable. El Obispado de Zamora acaba de hacer público un documento en el que los dos religiosos directamente implicados, Santiago Martín y el párroco saliente de Granja de Moreruela, Manuel Iglesias, ofrecen su versión del enfrentamiento los feligreses y comunican que la Virgen de la Pedrera se quedará a la pequeña ermita de Puente Quintos.

La pasada semana, los vecinos de Granja recogían 300 firmas en contra el nuevo párroco, Santiago Martín, por lo ocurrido en el último año acerca de la Virgen de la Pedrera, y enviaban una misiva al papa Francisco para que resolviera la situación. En una declaración personal, Martín expone los hechos desde que le informan de la existencia de la imagen y de las atribuciones que tradicionalmente había tenido el párroco de Bretó, anterior cargo del religioso.

Así, Santiago Martín expone los problemas de conservación de la imagen en su emplazamiento de la ermita y el potencial peligro de robo del bien para justificar el traslado a la iglesia de Bretó y la decisión final de «compartir» la ubicación con Granja: medio año en un municipio, medio en el otro. Una solución, por cierto, rechazada por los fieles de Granja de Moreruela, quienes se rebelaron acusado a Martín de «mentir» con respecto a sus explicaciones.

El cura admite un único error en este conflicto con los feligreses: «Llegado el tiempo de las romerías del año 2014 la Virgen se lleva para la romería de Granja. Ese día yo estoy de viaje por lo que encargo a gente de Bretó que la recojan después de que todos los actos religiosos de Granja hubieran acabado. Quizá ese fuese error mío, no ir en persona a recoger la imagen, pero al haber informado al cura de Granja de que estas personas iban a ir, no creí que pudiera haber problema», admite Martín.

Por su parte, el párroco saliente de Granja, Manuel Iglesias, admite que «el caso ha tomado una agresividad inesperada y no deseada. Ambos sacerdotes lamentamos lo que ocurrió con la imagen de la Virgen, ya que no queríamos herir sensibilidades ni afectar a la devoción honda de este pueblo».

Asimismo, Iglesias asume el cambio de párrocos, dice irse «conforme» aunque «pesaroso» por las actitudes «poco cristianas» que se han vivido. «Como ya les he indicado a los fieles de Granja, las amenazas son los gestos más anticristianos que se pueden dar. Se ha hecho daño al obispo, a Santiago, que llegará a la parroquia con prejuicios por parte de la gente, y a mí», sostiene Manuel Iglesias. Sobre el futuro de la situación, el sacerdote confía en que «las personas actúen ahora con sensatez y encaucen bien esta polémica surgida inesperadamente, y que la devoción que profesamos a la Virgen nos ayude a crecer en hermandad entre los dos pueblos y entre nosotros».