La Organización Mundial de la Salud recomienda el consumo de dos litros de agua diarios por persona. A juzgar por los ocho semanales embotellados que recibe cada vecino de Tardobispo sería imposible cumplir hábito tan saludable. Con tener su importancia, el dato resulta anecdótico al lado de la seria carencia de un servicio básico que desde hace años sufren los vecinos de este pueblo situado a las puertas de Zamora y anejo del municipio de El Perdigón. En el año 2005 ya acudían cisternas de la Diputación y a día de hoy la institución provincial abastece a cinco pueblos; además de Tardobispo, Peleas de Abajo, Sejas de Aliste, San Marcial y Castro de Alcañices.

En el caso de Tardobispo, la proximidad de apenas seis kilómetros a la capital no impide que el centenar de vecinos que de continuo viven allí, y aproximadamente cincuenta más en verano, se sientan "como en África", comenta una residente con indisimulado hartazgo. Los pedregosos subterráneos de Tardobispo están bajo mínimos y cuando la población aumenta el problema se agrava hasta el extremo de ser incapaces de abastecer a los habitantes. Así que al suministro de agua potable mediante garrafas se suma también el que llega a través de los camiones cisterna que cada día surten el depósito del pueblo, incluso hay jornadas en que se desplazan hasta dos con 15.000 litros cada uno.

Es ver llegar el camión y las casas se activan para aprovechar la presión necesaria que les permita darse una ducha, poner la lavadora o tirar de la cisterna sin temor. "Aquí las labores se hacen por la tarde, por las mañanas a pasear" comenta con resignada sorna una vecina que no tiene problemas en detallar las artimañas que tienen que hacer en casa para mantenerse aseados.

¿Cómo se duchan?, "pues con cubos hija; mi marido y yo ponemos un baño en la esquina de la bañera, calentamos el agua en el microondas y lo echamos con jarras en el baño". Esta misma vecina se indigna porque ni con las cisternas se soluciona el problema. "Hay días que vienen a las cuatro de la tarde y a las ocho ya no hay ni gota, con las cisternas no nos llega para nada. Tienes que estar pendiente porque si pones la lavadora y se queda sin agua igual la quemas; ya hay gente que ha tenido averías ¿y eso quién nos lo paga?". También se han producido averías en radiadores durante el invierno, en grifos y en las propias cisternas de los sanitarios.

"Cuando tengo alguna mañana libre y no trabajo no puedo poner la lavadora, ni limpiar la casa, ni fregar los cacharros; hay que esperar a que venga la cisterna y hacerlo todo en un pis pas. Así no hay quien viva" se lamenta otra vecina, para quien "es inconcebible que pasen estas cosas con el río Duero al lado". También le parece a esta mujer "totalmente insuficiente" la garrafa de ocho litros de agua potable por vecino. "No podemos casi ni beber y encima si pones pasta, arroz o unas lentejas también necesitas agua". Conclusión: que todo el mundo se gasta de su bolsillo alguna garrafa más para poder hacer una vida normal.

"Me dan ganas de no venir al pueblo" tercia otra mujer que viven en Zamora pero cambia su residencia hacia Tardobispo en verano, Semana Santa o los fines de semana. "¿Esto es apoyar a los pueblos?, ¿para esto quieren que nos quedemos y no los dejemos muertos?, pues así no". "Mi marido tiene que levantarse pronto para trabajar y no puede ni lavarse la cara" se queja otra mujer.

Todo se agrava si se vive en la parte alta del pueblo, donde el agua es más difícil que llegue, o en los pisos superiores de las casas. El malestar es creciente y ya entre los vecinos se han planteado medidas de presión. "Estamos cansados y con ganas de ir más allá de las denuncias ante los medios de comunicación; igual hay que cortar la carretera y hacer manifestaciones a ver si nos escuchan porque esto clama al cielo".

El receptor de estas quejas es el alcalde de El Perdigón (Ayuntamiento al que pertenece Tardobispo), Pedro Domínguez, quien comprende el malestar de los vecinos, "pero nosotros no nos hemos quedado parados". Después de idas y venidas, y de estudiar varias alternativas para garantizar el normal suministro en el pueblo, la solución definitiva pasa por captar el agua desde la acometida del polígono de Los Llanos en Zamora. Una obra que, según el alcalde, "está aprobada, nosotros hemos tramitado todos los papeles, la semana pasada se hizo el estudio geológico del terreno y estas cosas ya se sabe que tienen mucha burocracia, encima nos han pillado las elecciones por medio". Un proyecto que llevará a cabo la Junta de Castilla y León y cuyo presupuesto se estima en unos 160.000 euros.

Después de años soportando esta situación en el pueblo no quieren oír hablar de plazos ni promesas. "El alcalde nos dice que no puede hacer nada, antes lo llevaba la Diputación, ahora ha pasado a la Junta, parece ser que tienen que hablar con el Ayuntamiento de Zamora... El caso es que nosotros seguimos igual y estamos cansados" comenta una mujer mientras carga con las garrafas camino de casa.

El problema se agrava con las personas mayores, incapaces algunas de cargar con las garrafas que se reparten cada semana en el pueblo y mucho menos con los cubos. Pero la indignación se agrava cuando surgen las sospechas de que "hay gente que riega y se derrocha agua". Los vecinos piden medidas contra estas actitudes "porque nosotros no nos podemos poner como policías y enfrentarnos unos con otros, para eso están las autoridades".