La escasez de lluvia de esta primavera ha producido efectos devastadores, no solamente para los agricultores, sino también sobre el medio ambiente. Las lagunas de Villafáfila permanecieron prácticamente secas entre abril y junio, los meses clave para la reproducción de las aves, lo que provocó que muchas parejas eligieran otros humedales para poner sus nidos mientras que aquellas que permanecieron en la reserva no lograron en la mayoría de los casos sacar adelante a sus polluelos debido a la falta de alimento. "Una primavera desastrosa", en palabras del director-conservador de la Reserva Natural, Mariano Rodríguez.

El conservador de la reserva reconoce que en estas fechas estivales lo normal es que las lagunas estén secas, por eso la Casa del Parque se cierra durante el mes de agosto, pero no es así en primavera. Las salinas se nutren de las aguas de escorrentía de los tesos que rodean al parque, pero durante el invierno llovió poca cantidad de agua, y en los primeros meses de primavera "prácticamente nada". Ni siquiera las tormenta del mes de junio, precipitaciones demasiado tardías para salvar la época de cría, lograron aportar algo de agua a las lagunas "porque el terreno estaba muy seco y ha absorbido todo a las capas subterráneas", explica.

Así, durante la mayor parte de la primavera la laguna Grande presentaba mucha menos agua que otros años, al igual que la de Barillos, mientras que la de las Salinas permanecía totalmente seca. Las de menor tamaño en la mayoría de los casos tampoco han tenido agua.

El caso de la gaviota

El resultado es que tan solo una especie ha logrado un relativo éxito reproductor, la gaviota reidora, una de las aves que antes empiezan a criar cada año. "Esta especie normalmente se asienta en la laguna Grande, este año también anidaron allí y por la falta de agua perdieron la primera puesta, pero era relativamente pronto, por lo que consiguieron reponer fuerzas y llevar a cabo una segunda puesta en el Centro de Interpretación, al resto de coloniales no les ha dado tiempo a reaccionar", asegura Mariano Rodríguez. La laguna situada junto a la Casa del Parque no es la más grande, pero siempre está húmeda porque la mantienen con agua de forma artificial.

Otros factores contribuyeron a "salvar" la puesta de la gaviota reidora, como su capacidad para recorrer grandes distancias en busca de comida y su condición de omnívoros, lo que les permite no depender del entorno inmediato para alimentarse. Aun así, su éxito reproductor ha sido bajo, pues nacieron menos de un centenar de pollos de una población de 250 parejas. Sin embargo, el resto de especies no han criado en absoluto o han conseguido "cantidades simbólicas, anátidas que otros años ponen unos 400 nidos en Villafáfila este año han puesto 5 o 10 y en muchos casos los pollos no han sobrevivido", asegura Rodríguez.

Esta catastrófica situación se repite cada año de sequía primaveral, ya sucedió en 2012 y anteriormente en 2005 y 1999. Los efectos de la sequía se podrían prolongar en las lagunas de Villafáfila durante varios años por diferentes motivos: "Si para una especie la reproducción ha sido mala la incorporación de jóvenes es menor y el año próximo la colonia estará formada por menos individuos, otras especies han sido previsoras y habrán criado en otros humedales, pero gran parte de los pollos allí nacidos volverán a esos lugares para criar porque los animales tienden a reproducirse siempre en el mismo sitio", explica Rodríguez matizando que "no es matemático ya que son poblaciones móviles, podría suceder que el año que viene lloviera muy poco en el sur de España y el problema que tenemos aquí lo tengan en Doñana y de repente lleguen más parejas que nunca, es difícil de predecir". Por otra parte, el tiempo de recuperación después de una mala temporada varía entre las diferentes especies.

El turismo, al alza

La sequía y la disminución del número de aves durante la primavera no ha perjudicado al turismo en la zona. La Casa del Parque recibió en esos meses más visitantes que durante el mismo periodo de 2014, año que fue mucho mejor para todas las especies que habitan las lagunas. Desde la reserva explican que los especialistas que llegan a Villafáfila buscando observar una especie en concreto representan un porcentaje "muy pequeño" del grueso de turistas, y la afluencia del público general varía en función de otros factores diferentes a los biológicos. Por ejemplo, la aparición de noticias sobre la gripe aviaria en los medios audiovisuales provocó en 2005 un notable descenso del número de visitas, a pesar de que dicha enfermedad no existía en España ni en África; de modo contrario, las noticias sobre la Reserva Natural en la prensa local de Zamora suele provocar repuntes durante una semana.

La economía también influye en el número de visitantes que llegan a la reserva, "durante la crisis se ha vivido un descenso porque el gasoil estaba caro y por desgracia sigue habiendo mucha gente en paro que no se puede permitir coger el coche tanto como antes, sin embargo en 2014 comenzó a recuperarse el turismo en el Parque porque la situación estaba mejorando y parece que este año la tendencia continúa", afirma Mariano Rodríguez. Las excursiones de escolares también suponen una gran parte de las visitas.

Sin embargo la mayoría de turistas llegan a las lagunas en otoño, en esos meses es cuando las salinas presentan más agua, a no ser que la climatología sea excepcionalmente mala. Este año necesitarán un aporte ligeramente mayor debido a la sequedad del suelo como consecuencia de la escasez de agua durante la pasada primavera.