Un lobezno dependiente por completo de sus padres, y al que el incendio desatado en la Raya alistana dejó huérfano y perdido, agradecerá a su modo y manera que los agentes medioambientales le hayan salvado ayer la vida cuando deambulaba sobre el encenizado suelo dejado por las llamas en Latedo.

Marchaba la criatura sobre una superficie quemada, completamente desvalida y desorientada, y con las almohadillas de las cuatro patas abrasadas. Buscaba con desesperación la salvación y un horizonte en un escenario desconocido e hiriente cuando, hacia las siete de la mañana, fue visto por un agente medioambiental que se apresuró a recogerlo y cambiar su negro destino.

Por instinto y la pura veta de esta especie, el cánido "corría lo que podía" para escapar, pero el forestal logró retenerlo "poniéndole la bota del pie encima" para evitar así las dentelladas lanzadas por un lobezno salvaje como él solo. Otros agentes que se hallaban a unos tres kilómetros corrieron a ayudar y, "con unos guantes y sujetándole la cabeza", lograron reducirlo y manejarlo con todos los miramientos, según precisan fuentes de la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Zamora.

Para el traslado se utilizó "la jaula" donde pasaba sus últimos momentos "un ratonero" que, precisamente, fue soltado ayer para dar acogida al nuevo y especial inquilino. El ave, restablecida de sus lesiones en el Centro de Recuperación de Aves de Villaralbo, como es de sentido común, fue echada al vuelo "en el hábitat donde apareció" para que recobrará su libertad con las máximas garantías y sin extrañezas.

El lobezno, "de unos dos o tres meses de edad", fue trasladado hasta el Centro Temático del Lobo, en Robledo , y se buscó para no perder tiempo las mejores vías de comunicación. Se cruzó la sierra de la Culebra por San Pedro de las Herrerías y, a continuación, se tomó la autovía Rías Bajas para no perder ni un minuto. Los agentes evitaron así la intransitable, impresentable y vergonzosa ruta de la Culebra que enlaza con Robledo.

En el Centro Temático fue tratado y curado por los veterinarios como un verdadero paciente. Se proporcionó al predador "suero" para atajar la deshidratación que llevaba encima, se le suministró "paracetamol" para aliviar sus dolores, "antibiótico" para curar sus graves heridas y, tras los debidos lavados y curas, le envolvieron las patas en gasas. Todo lo aguantó el lobezno, sin perder su porte de orejas tiesas y mirada escrutadora.

Ahora todo es dejar que el tiempo transcurra con las oportunas revisiones veterinarias y vivir en el reposo forzado que exigen la lesiones, que para un lobezno montuno de pura cepa es un reto y un saber estar. Pero es sabido que los lobos son tan inteligentes como el hombre, de ahí que ambas especies hayan sido vidas paralelas durante milenios, y que ambas estilen casi las mismas maneras para sobrevivir e imponerse en un mundo de mayúscula predación.

El rescatado de la muerte no ha sido bautizado todavía pero, posiblemente, por ser macho, reciba el nombre de Latedo, que además es el lugar donde apareció. A pesar de la pésima experiencia, tiene la suerte de contar con una compañera, "Brasas", que vivió la misma tragedia. "Brasas" fue recogida en el incendio de Castrocontrigo (León) que, como el de la Raya, calcinó en el verano de 2012 una superficie desorbitada y lo llevó todo por delante. Recogida y curada, salió adelante y hoy forma parte de la población lupina que da vida al Centro Temático del Lobo, de Robledo.

Un golpe de moral

El lobezno salvado ayer llorará, posiblemente, la pérdida de los padres y hermanos, cuyo destino es desconocido. No se sabe si algunos habrán muerto entre las llamas o, por contra, salvado el pellejo, porque los incendios en los pinares a veces no dan tiempo a escapatorias, pero también hay animales que huyendo de las llamas logran ponerse a salvo refugiándose en zonas no tocadas por el fuego. En este caso, salvó la vida y encontrará compañero y compañeras que le impulsarán a seguir adelante, como es propio de los lobos y han demostrado a lo largo de la historia. Su destino se aventuraba más que negro por las condiciones en que se hallaba y el infierno en el que trataba de sobrevivir. Mucho más habiendo quedado huérfano y en unas circunstancias de completa adversidad.

"El colectivo de Agentes Medioambientales estamos muy contentos con haber salvado a este lobezno", expresaba ayer uno de los participantes en la operación lobo e integrante de la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla y León. "Todos esperamos que se recupere, y viene bien para la moral porque el territorio calcinado es una zona muy querida para los forestales" añadió el forestal.

Es el primer caso de un lobo rescatado vivo en un incendio en Zamora. Otros han sido recogidos, pero desde el furtivismo, o para ganarse la vida como ocurría antaño, cuando las poblaciones compensaban a los loberos con toda suerte de productos y piropos antilupinos. El lobezno rescatado representa una versión actual del hermano lobo que hubiera encantado a Rubén Darío.