La motivación espiritual, la curiosidad o la convivencia son algunos de los objetivos que se marca el grupo de jóvenes de Sanzoles, San Miguel de la Ribera y Muga que están realizando estos días la etapa del Camino de Santiago que discurre entre la localidad leonesa de Astorga y Santiago de Compostela. Un grupo de jóvenes, que acompañados por sacerdote Manuel San Miguel comenzaron el peregrinaje el pasado 7 de julio para completar una ruta de 240 kilómetros.

El domingo, el grupo ya llevaba cien kilómetros caminando, esfuerzo y distancia que empezaba a pasar factura en forma de cansancio físico y otros problemas, como las ampollas en los pies, dificultades habituales para los caminantes cuando llevan varios días recorriendo la ruta jacobea . Con una media de 25 kilómetros por etapa la juventud ha demostrado estar preparada "porque son gente habituada a hacer deporte, así que aunque acusen cansancio seguro que podremos completar la ruta sin muchos problemas", señalaba con ánimo San Miguel, promotor de la actividad veraniega

A las cinco de la mañana, con la alborada, amanecen los peregrinos para aprovechar el repunte del día, antes de que el calor arrecie. La idea es intentar llegar hacia las doce del mediodía a los albergues en los que se cobijan para descansar, hacer la colada, comer juntos y compartir experiencias con otros caminantes que, como ellos, marchan por esta vía. "La mayoría de ellos son extranjeros, y calculamos que vamos alrededor de cien personas camino de Santiago", añade Manuel, "porque la coincidencia es prácticamente diaria en las hospederías".

El tramo, uno de los más concurridos del trazado compostelano, no presenta excesiva dificultad, se encuentra bien señalado y cuenta con una red de estancias, bien sean municipales, parroquiales o privadas, en buen estado, al igual que la señalización según ponen de manifiesto dos de los jóvenes de Sanzoles, Sergio Hernández y Jaime Salvador que se muestran encantados con esta experiencia que surgió en el grupo de personas preparaban la confirmación orientados por el sacerdote Manuel San Miguel. "Somos chicos y chicas con edades comprendidas entre los 16 y los 21 años que convivimos a diario y esta suponiendo una experiencia muy buena", cuentan los chavales que disfrutan de esta experiencia de hermanamiento y religiosidad.