Respecto al servicio sanitario, además defender la existencia de medios humanos y materiales, así como la cercanía del Centro de Salud a menos de cien metros, el Juzgado señala que la atención se realizó "sin demora alguna". La misma testigo L. H. G. relató que los médicos "se personaron enseguida", aunque no se especifica el tiempo concreto. En conclusión, el Tribunal da por acreditado que "el fallecido se encontraba participando activamente en el encierro taurino y él mismo ha asumido voluntariamente los riesgos; y la forma en la que se produjo la cogida con el fatal resultado entraba dentro de lo previsible, dada la actitud del joven que se situó en un lugar peligroso, sin refugio, demasiado cerca del toro, llamándolo y, cuando el toro se arrancó, no tuvo tiempo suficiente para reaccionar y ponerse a salvo".

Para la Sala, "pretender establecer una responsabilidad basada únicamente en el resultado dañoso supone ir más allá de la interpretación que la jurisprudencia ha dado a la responsabilidad objetiva, convirtiendo a la Administración en una aseguradora universal de todo tipo de riesgos".

El joven Izan Tejero halló la muerte sobre las 4,18 horas de la madrugada, en la plaza de la Diputación, y solo a él hacen responsable de la tragedia ocurrida en un encierro nocturno con novillos bravos. Una grabación recogió el instante, pero se desestimó la peligrosidad "porque no puede apreciarse". "Es de corta duración y, eso sí, se aprecia la cercanía del fallecido a la res" señala el Tribunal.

La familia vive marcada por la tragedia, pero sostienen que el encierro nocturno donde perdió la vida Izan no fue un ejemplo de control y creen que es posible adoptar "las medidas necesarias" para que no vuelva a ocurrir otras desgracias. Sucedida la tragedia, hubo muestras de condolencia de parte de la población, pero niegan que "no se haya aceptado la propuesta de indemnización que ofrecía la aseguradora del Ayuntamiento". "Es un rechazo por el que nos pregunta y no entiende la gente" dicen. Y se remiten al informe de la aseguradora. "Nos vemos obligados a rehusar las consecuencias económicas del siniestro" remacha en su escrito Mafre. Sufrieron la muerte del hijo y vieron cómo se da la espalda en las tragedias.