Oro, wolframio, manganeso, estaño, caolín, cuarzo, diorita, granito, pizarra, arcilla, grava y arena es riqueza que atesora en mayor o menor cuantía en el subsuelo de la provincia de Zamora y por la que suspiran los llamados por el sector de la minería. Pero son los minerales metálicos los que ahora mismo levantan la mayor pasión y, de todos ellos, el wolframio o tungsteno con especial arrobo.

Zamora contará con una explotación de wolframio de primer orden si cuaja el proyecto que maneja la empresa canadiense Valtreixal Resources que lleva dos años realizando labores de investigación en Santa Cruz de Abranes. El concejal de Ahora Decide y natural de Santa Cruz, Jesús García, afirma que "han arrendado a la empresa 166 hectáreas" y están implicados en las catas "una veintena de personas". Manifiesta que "se trabaja día y noche". Las expectativas son enormes porque se habla de una inversión prevista "de cien millones de euros y la superficie arrendada puede llegar a las 1.700 hectáreas". Será, al decir de Jesús García, "una de las explotaciones más importantes de la empresa y, desde luego, de la provincia de Zamora".

De cumplirse, la explotación minera de Santa Cruz superará con creces a la explotación de Barruecopardo (Salamanca) que, con una inversión de 50 millones y la posible creación de más de un centenar de puestos directos y 200 indirectos, ha revolucionado el sector. Una de las diferencias es que en Sanabria se "sacarán rendimiento o dos o tres productos además del wolframio".

Responsables de comunicación de Saloro, empresa que explota el wolframio de Barruecopardo, explican este desorbitado interés por el wolframio a que "China, con una producción del 80% mundial, cerró las puertas a la exportación de este mineral para dedicarlo al consumo propio". Ante el cerrojazo del gigante chino todos los países desarrollados andan como lobos por conseguir vetas de un producto de primer orden y con unas propiedades que lo hacen adorable porque es indispensable en un mundo moderno. Teléfonos móviles, bombillas, maquinaria de última tecnología y una amplia gama de elementos requieren este mineral.

Desde Saloro se subraya que "la Unión Europea ha considerado el wolframio como un mineral estratégico". Apuntan, además, que, "tras el diamante, es el mineral más duro", y hoy día es una sustancia apetecida porque, entre otros múltiples usos, "se necesita para los cabezales de las brocas de las tuneladoras, de las cortadoras y taladradoras". Máquinas que como todo el mundo sabe están en la vanguardia y no tienen igual en la construcción de túneles y obras que estados, eléctricas y grandes empresas utilizan para llevar adelante tendidos férreos, centrales subterráneas y obras de superior calado. El edil de Santa Cruz de Abranes, perteneciente Ayuntamiento sanabrés de Pedralba de la Pradería, indica que "por lo que nos han dicho representantes de la empresa, la producción irá mayormente destinada a una empresa de bombillas de Estados Unidos". Y es que los filamentos que impepinablemente llevan bombillas y focos precisan del wolframio.

Oro, estaño y wolframio o tungsteno están al alza hoy día por la apreciación que registra esta sección y las empresas tienen puestos sus ojos en una decena de enclaves de la provincia de Zamora donde se barrunta que puede haber tajada, en algunos casos porque ya fueron objeto de aprovechamiento y se sabe que, en principio, es zona del mineral deseado.

En estos momentos tienen su asiento en Zamora las explotaciones ceñidas a la roca ornamental y a minerales que sirven para elaborar hormigones, realizar pavimentos, construir vivienda, infraestructuras e incluso la típica artesanía de la que Zamora es un exponente de consideración. Son decenas las empresas que cuentan con concesiones mineras, que tienen permiso de investigación o que han solicitado o tramitan la autorización para investigar o explotar minerales o metales. Entre otras, Siemcalsa, empresa público-privada, y un largo listado interesado en granitos, gravas, arenas y rocas ornamentales. No faltan, al tiempo, autorizaciones caducadas, canteras venidas abajo y graveras perdidas, pero el suelo y el subsuelo zamorano es un escenario que ocupa, desde hace tiempo, sus buenas páginas en el Catastro Minero. Son explotaciones de todo tipo, bautizadas con nombres de mujer, como Malena, María, Ana, Isabel, Dorinda, Amalia o Rosario; con nombres de hombre, como Mateos; de Santo, como San José, San Luis, San Miguel, San Pablo, San Roque, San Juan; de Santa, como Santa Bárbara (patrona de los mineros) o Santa Elisa; de paraje, como Valdelobos, Valdevacas, Matalobos, La Fontana, Salinares; de predador como El Lobo, El Rapaso; de planta como Juncales, Castañar, Mimbrero, Piorno, Salgueras e incluso del pueblo donde están radicadas.

Las explotaciones mineras están salpicadas por una geografía zamorana tallada con muy diferente composición: granítica en Arribes, pizarrera en Aliste, arenosa en ciertos tramos del Duero, Esla y Tera, férrica en La Culebra y estañera en Sanabria.